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Estaba calentando cuando sentí una mirada. Sabía que era Melissa, pero la evité. Luego fui hacia los lockers, saqué mis patines y me dirigí hacia la pista.

-¿Quién iba a pensar encontrarte aquí? -dijo Melissa.

La evité mientras me ponía los patines antes de entrar. Estaba a punto de entrar cuando sentí que me jalaron de la muñeca.

-Te estoy hablando -dijo molesta.

-Y yo no te respondí porque no quiero hablar contigo, ¿no lo entiendes? -me liberé de su agarre y entré. Mientras daba vueltas, recordé lo mucho que había extrañado la pista.

Mientras hacía trucos, vi a Melissa hablando por teléfono, lo cual no me importó. Pasaron unos 40 minutos mientras patinaba, luego fui a los lockers y vi que tenía dos llamadas perdidas de Paul. Le marqué en videollamada.

-Hola cariño -me dijo.

-Hola amor, ¿Qué haces? -le pregunté sonriendo.

-Salí a hacer la compra para la cena, mira -volteó su cámara y efectivamente estaba en la tienda.

-¿Y ese milagro? -bromeé.

-Mi familia llegó y me mandaron a comprar -dijo sonriendo.

-Pensé que ibas a quemar tu casa -dije riendo.

-JA JA, qué graciosa -dijo con sarcasmo, lo cual me hizo reír aún más.

-Bueno, vine a patinar, por eso no te contestaba -le expliqué.

-Pensé que ibas a quedarte en casa -dijo.

-No podía, ya sabes que no me gusta quedarme sin hacer nada y quería relajarme -dije mientras guardaba mis patines.

-Sí, bueno, tengo que irme. Voy a salir. Te amo -dijo sonriendo y agitando su mano.

-Ok, cuídate. Te amo, no lo olvides -le dije sonriendo.

Me colgó y recogí mis cosas. Estaba saliendo, viendo la historia que Paul subió de nuestra llamada mientras sonreía, cuando choqué con alguien. Mientras recogía mis cosas, pedí perdón muy avergonzada hasta que levanté la vista y era él.

Él que nunca dejaba mi cabeza en paz desde el día que lo conocí. Aquel a quien abrazaba después de cada podio, quien siempre sacaba suspiros de mí y quien me rompió el corazón.

Nos quedamos viendo hasta que llegó Melissa.

-Cariño, ¿estás bien? -le pregunté viéndolo preocupada.

-Eh, sí, sí -respondió.

No aguanté más y salí. Me subí al carro y me fui directo a casa. Mi mamá me pidió cosas para la cena, así que las compré y llegué a casa.

Fui a mi cuarto y llamé a Estelle.

-Hola nina, ¿estás bien? -dijo preocupada.

-Sí lele, solo que vi a Josep y a Melissa. Chocamos mientras yo salía y él entraba -dije un poco incómoda.

-¿Estás bien con eso, verdad? -preguntó.

-Sí, llevan dos años, no me importa. No es eso, solo que ella me jala para hablar y yo no quería, la verdad -expliqué.

-Pero, ¿Qué le pasa? ¿Estás bien? ¿No te dejó marca ni nada, verdad? -preguntó preocupada.

-No, nada de eso. ¿Y qué cuentas? ¿Algo nuevo? -cambié de tema.

-Me alegra. En realidad, nada nuevo solo que estoy aquí en Francia, solo extrañándote-, dijo con un puchero.

-Yo también te extraño. En cuanto termine, me iré a Mónaco- le dije.

-Parece que estuvieras escapando- comentó con una sonrisa burlona.

-No es así- respondí un poco molesta, pero ¿por qué me molesté?

-Bueno, ¿y qué tal te va con Paul?- preguntó mientras iba a su cocina.

-Vamos bien, la verdad. Nos queremos mucho y ya lo extraño- dije un poco triste.

-Me alegra- dijo sonriente.

-¿Qué estás haciendo?- pregunté curiosa.

-La cena, ¿no ves?- rió.

-Sí, pero me refería a qué estás cocinando- aclaré.

-Le Boeuf Bourgignon- dijo orgullosa.

-Uno de mis favoritos, lástima que no esté allá- comenté.

-Cuando vuelvas te lo cocino- ofreció.

-No digas eso, que me regreso hoy mismo- bromeé.

Ambas reímos.

Después de hablar con Estelle, bajé a cenar.

-¿Qué tal tu día?- preguntó mi mamá mientras ella y mi papá me veían.

-Bien, fui a patinar y me relajó mucho, la verdad- dije sonriendo.

-Nos alegra- comentó mi papá.

-¿Cómo te van las cosas en Mónaco?- preguntó mi mamá un poco preocupada.

-Bien, muy bien. Creo que fue la mejor decisión que tomé- respondí sonriendo.

-Me alegro. ¿Y tienes amigos allá?- preguntó.

-Sí, tengo una amiga que se llama Stelle y también tengo un novio en Mónaco. Lo conocen, es Paul, hijo de un conocido de mi tío- les dije sonriendo.

-Oh- dijeron un poco sorprendidos y tristes.

-¿Pasa algo?- pregunté.

-No pasa nada, solo nos sorprendió un poco, nada más- dijo mi papá.

-Bueno, es de Estonia pero vive en Mónaco, tiene un año mas que yo y también corre- expliqué.

-Parece ser un buen muchacho. Ojalá nos lo presentes algún día- dijo mi papá feliz.

-Cuando se presente la oportunidad, lo haré- aseguré mientras me levantaba para lavar mi plato.

-Hija, lava nuestros platos por favor- pidió mi papá.

-Sí, no se preocupen. Descansen- dije.

Subí, le escribí a Paul y me fui a dormir.

THAT SHOULD BE MEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora