epílogo

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Una gira internacional más ocho meses después...

Sunoo no era fanático del maquillaje que Jake usaba para caracterizarse, pero esa tarde tendría que tolerarlo.

No era que le disgustara por completo, simplemente no estaba acostumbrado a la cobertura pastosa sobre su piel, ni tampoco era común que trajera toda la cara pintada de color blanco, con grecas coloridas cerca de los ojos.

Y bueno, quizá eso le enseñaría a no abrir la boca de más.

En la junta que tuvieron la semana pasada, dónde se les informó que las campañas publicitarias del circo estaban a la vuelta de la esquina, él escupió un comentario acerca de lo genial que sería que todos los equipos de Orion se convirtieran en payasos para las sesiones fotográficas.

Aunque lo había dicho con algo de sarcasmo, Minho le aplaudió la grandiosa idea, comentando que lo llevarían a cabo para promocionar el acto más divertido de las noches y él tuvo que cargar con las miradas inconformes que sus compañeros le dedicaron por no pensar antes de hablar.

—A ver, mírate al espejo— Leo le pidió, al depositar su brocha en tocador. —Me gusta como se ve, pero creo que podemos ponerte un poco más de brillo.

Él observó su reflejo con ápice de descontento.

El trabajo de su asistente era impecable, pero le parecía jodidamente raro estar repleto de pintura facial.

—Te quedó bien— murmuró, al contemplarse de perfil. —¿Y la nariz?

—¡Aquí!

Por un momento, quiso que todos perdieran la memoria y se olvidaran de su tonta sugerencia.

Leo le había mostrado una nariz tan roja como la del reno de Santa Claus, era una jodida bola brillante que hasta tenía luz al interior y que se ajustaría en la parte posterior de su cabeza con un resorte.

Con eso, ya no pudo controlar una mueca de terror.

—No me la pondré— refutó, señalando el artículo complementario a su maquillaje. —Ni loco usaré eso.

—Tienes que, todos la van a usar.

—Yo no.

—Sunoo...

—De ninguna jodida manera— Sacudió la cabeza en negación. —Dije que no, ponme la nariz roja con pintura, porque yo no usaré eso.

Su asistente se sobó la frente, contando hasta tres mientras inhalaba. La paciencia era una virtud y él tuvo que desarrollarla.

—Solo un rato— pidió tranquilamente. —Que te tomen las fotos y para la repartición de volantes, te prometo que te la puedes quitar.

—Querido amigo, de verdad quisiera ayudarte— Juntó las manos a la altura de su pecho e inclinó la cara hacia un costado. —Pero no me pondré esa cosa, punto final.

—Entonces habla con el jefe, porque él pidió que la usaran.

—Yo me encargo de-...

El quiebre abrupto en la conversación se produjo cuando la puerta del camerino se abrió de golpe.

La reacción de Sunoo fue al instante, y Leo siguió su ejemplo, dándose la vuelta rápidamente. Ambos igual de sobresaltados por el susto que les provocó la irrupción abrupta y poco considerada de la persona que ingresó sin tocar ni anunciar su presencia.

Pudieron respirar de nuevo al ver que se trataba de Sunghoon.

—Voy a matarte— espetó el recién llegado. —¿De verdad no se te pudo ocurrir algo mejor?

꒰ 𝗶𝘁'𝘀 𝗮𝗹𝗹 𝗮𝗻 𝗮𝗰𝘁 ꒱ ᝰ.ᐟ 𝘀𝘂𝗻𝗴𝘀𝘂𝗻ᵃᵈᵃᵖᵗ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora