7

102 13 0
                                    

La luz del sol entró por la gran ventana, pegando justo en el rostro de Wooyoung molestándolo un poco al punto de que no pudo volver a dormir, talló sus ojos tratando de despertar.
No sabía qué hora era pero no parecía ser tan tarde.

Una vez un poco más despierto, reconoció el lugar en donde estaba, y con quien estaba.
San lo abrazaba con fuerza por detrás, el mayor era de las personas que no podían dormir si no abrazaban algo, o en este caso a alguien, y a Wooyoung no le importaba, le encantaba el contacto físico.

Se revolvió un poco en su lugar girando para verlo de frente, sonrió al verlo completamente dormido, y sin dudarlo, llevo su mano derecha para acariciar su rostro. Así paso unos minutos admirando al chico frente a él, su mejor amigo y su enamorado, ahora podía identificar que el malestar en su estómago eran en realidad las mariposas de las que todo el mundo hablaba, y le bastaba saber que el causante era San.

Después de unos minutos así, buscó con la mirada el reloj en la pared, viendo que marcaban las 10am. Suspiró al pensar que ya se tenían que levantar o no aprovecharían el día; aún sosteniendo su rostro, se acercó más al mayor para comenzar a despertarlo.

-Sannie, despierta-. Dijo quedito pero lo suficientemente alto para que el mayor se removiera un poco, pero no abrió los ojos.
-Sannie, es hora de levantarnos-.
El agarre del mayor se volvió más fuerte y lo abrazó con más ganas, ocultando su rostro en su pecho, Wooyoung lo rodeó y acarició su cabello.

-¿qué hora es?-. Su vos grave por el sueño fue amortiguada por el pecho de Wooyoung.
Ya estaba despertando un poco y fue consiente de que tenía al menor entre sus brazos, acarició su espalda con una mano. No quería levantarse nunca.

-Son las diez, de seguro tú abuela ya debe estar haciendo el desayuno-.

San no quería moverse, simplemente se acurrucó más y afirmó su agarre sobre el menor quien, aún que tampoco se quería mover, le inquietaba llegar tarde a desayunar con el resto de la familia.

-hay que levantarnos, Sannie-.

-Espera... solo cinco minutos-. Inhaló el aroma a coco que tenía el menor, relajándose nuevamente pensando que jamás se había sentido tan pleno como ahora que Wooyoung y él habían admitido sus sentimientos la noche anterior y durmieron juntos, se sentía tan feliz.

Y ese sentimiento era compartido por Wooyoung. En su búsqueda desesperada de encontrar al indicado, jamás se dio cuenta que San era esa persona.

Ambos estaban tan cómodos que comenzaron a sentir sueño nuevamente, pero el estómago del menor rugió en señal de que tenía hambre. San río por eso contra su pecho y por primera vez en la mañana se separó de él, solo lo suficiente para verlo a la cara, sus brazos se negaban a soltarlo.

-supongo que alguien tiene hambre-. Wooyoung sintió su sonrojo de pena crecer y solo golpeó levemente el pecho del mayor.
-No me quiero levantar, bonito. Estoy muy cómodo-.
Wooyoung se estaba muriendo justo en su lugar, San se estaba comportando muy meloso y apenas estaban despertando.

-Lo sé, Sannie. Pero estoy seguro de que ya nos deben estar esperando. Hay que—-. Sus palabras fueron interrumpidas por el sonido de la puerta siendo tocada, sobresaltando al menor quien intentó alejarse pero San solo lo sostuvo aún más fuerte, ¿qué acaso no temía que los vieran así sus padres o sus abuelos?.
La puerta no fue abierta, solo se escuchó la dulce voz de la madre de San.

-Chicos, el desayuno está listo-.

San se incorporó un poco aún abrazando a Wooyoung y le respondió a su madre.

-Claro, mamá. Vamos en unos minutos-. Y se pudo escuchar como los pasos de la mujer se alejaban.

-Dios, San tu mamá pudo entrar y vernos-. El mencionado soltó una leve risa por el pánico del menor. Este solo lo miraba en espera de que por fin se levantara.

They can't love me like you (WooSan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora