-Con permiso- dije mirando hacia el piso ya que algo se había pegado a la suela de mis vans y esperaba que no fuera goma de mascar.
Cuando vi hacia el frente sentí que mi corazón se iba a salir de mi pecho, mi garganta se secó y mis manos temblaron, buscando dónde esconderse.
Divisé una cabellera blanca, una inusual, hermosa y odiosamente nostálgica cabellera blanca
Cerré mis manos en puño.
"¿Necesitas una mano?"
"Lindo nombre"
"Yo soy Adam"
"Ya...no quiero que tengas nada que ver conmigo"
"Y no vuelvas a hablarme"
Me dolió el pecho.
Esa melena blanca...no me agradaba. Me sentí débil, de pronto se me fueron todas las fuerzas. Me sujeté de una silla para no caer al piso.
Mantuve la mirada fija al suelo, exhalando fuertemente.
-Tranquila, Elizabeth- me repetía a mis adentros.
Me erguí y seguí calmándome mentalmente.
-Sólo no te derrumbes, por favor, no te derrumbes por favor- pensaba.
Acomodé mi mochila sobre mi hombro y me dirigí a uno de los asientos que se ubicaran lo más lejos posibles de él. Mientras lo hacía, tuve la oportunidad de verlo, de ver su rostro. Era muy apuesto.
Sentí como si el tiempo se hubiera detenido cuando mis ojos se encontraron con los suyos, todo alrededor de él se encontraba borroso y no podía dejar de mirarlo. Sus ojos ya no eran azules, eran violetas; aun así podía decir a la perfección que se trataba de él. De Adam.
Me sonrió.
Ya ni siquiera sabía qué sentir.
Me apresuré a sentarme en uno de los penúltimos asientos, puse mis manos en mis piernas y las hice puños, aferrándome a ellas.
Tenía ganas de llorar.
Al volver aquí sabía que me lo encontraría, que lo vería de nuevo. Aun así esperaba que fuera lo contrario. Me preparé durante varios meses para esto, pero no podía sobrellevarlo.
"Y no vuelvas a hablarme"
Los recuerdos no dejaban de masacrarme. Mi mente repetía una y otra vez esa escena en mi cabeza, el momento en el que quien alguna vez fue mi salvador me había dejado de lado y me había abandonado.
Las palabras que me dijo resonaban en mi cabeza, negándole el paso a la calma o a cualquier pensamiento racional.
Me mordí el labio, esperando que eso impidiera que las lágrimas afloraran.
Piensa en otra cosa, Elizabeth.
No podía, sólo podía recordar ese fatídico día.
Debo ir al baño.
Estaba a punto de levantarme cuando una chica se puso en frente.
-Hola- me saludó.
-Eh, hola- devolví el saludo secamente, quería irme.
-¿Cómo te llamas?- me preguntó sentándose a un lado de mí.
-Soy Elizabeth- evité el contacto con sus ojos.
-Yo soy Lauren-
Me decidí por mirarla al rostro. Lauren era de piel bronceada y tenía el cabello negro y ondulado, sus ojos eran marrones y enormes.
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Mi ángel pelirrojo
RomanceElizabeth ha estado enamorada de Adam desde casi toda su vida, pero por cuestiones personales tuvo que abandonar su ciudad y a Adam, dando por sentado que jamás lo vería de nuevo. Ahora Elizabeth ha vuelto a su ciudad. ¿Se reencontrarán o sólo son...