3. Las intenciones de Charlie

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Y si dices algo que no debes o no sigues las instrucciones que te dimos, serás destruido, ¿vale?— Rico advertía al robot, mientras colocaba un micrófono dentro de la cabeza abierta junto con una bomba.

—Pues... fue suerte que este tipo visitará nuestra casa, después de todo, Charlie no es alguien que se destaque por ser buena— La repostera le estaba entregando la canasta, menos dudosa de la propuesta.

Piper sabía que Charlie era bastante romántica y muy provocativa cuando se trata de hombres, además de su elevada percepción de superioridad ante las demás. Incluso trato de acercarse a hombres ya comprometidos sentimentalmente como Poco o Sam.

La bomba colocada en su cabeza junto con el micrófono eran para evitar que Charlie o alguien más sospeche de sus planes engordadores, si el robot hacia algo indebido, sería destruido para no dejar rastro. Así que era perfecto como un regalo anónimo para provocarla.

Vigilaron al robot hasta que le entregó la canasta y se retiró para seguir promocionando el evento. Sin embargo, el micrófono no fue apagado y los novios siguieron con la vigilia.

Al momento que el robot hablaba con Charlie, Rico habría puesto un parlante para que se pueda oir sus palabras mientras ellos seguían en la cocina.
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Después de aquello...

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El robot volvía ante el llamado de la acróbata. Llega al circo y entra, aún controlado por ese "aura" verde que se veía en su ojo.

Charlie bebía una jarra llena de leche, dando ligeras caricias a su panza. Caminaba de forma peculiar, con una tierna sonrisa.

—Veamos que tienes mi querido promotor— Se apegaba al robot mientras cerraba la puerta.

Parecía estar muy animada por saber acerca del misterioso y exquisito postre que habría traído. Ella clavo sus dedos con fuerza, penetrando el acero.

Los ojos de Charlie se volviendo de un verde intenso, mientras muchas de sus venas adquirirán ese color brillante. Sus dedos sacaban membranas elásticas que iban llegando hasta la tarjeta de memoria del robot, pero fue interrumpida con una sorpresa, sintió una interferencia desconocida.

—Vaya, vaya, parece que tienes un micrófono y una pequeña bomba. Es un tanto llamativo que hayas sido amenazado por alguien...

La francesa desactiva la bomba con facilidad y destruye la antena del micrófono. Ahora sí podía ver las memorias del empleado, impregnado sus extrañas zonas en la tarjeta.

Pudo ver todo, esas imágenes donde Piper y Rico extorsionan al robot, pudo oír toda la charla, pudo oír mucha información sobre sus planes: quieren engordarla al igual que todas las brawlers mujeres para sabotearlas.

Tenía una mirada levemente enojadiza pero seguía sonriente. —Veo que querías arruinar mi perfecta figura. Eso explica porque sigo teniendo hambre incluso después de comer tales cantidades~ — Apagaba al robot manualmente, pero aún seguía leyendo sus memorias.

Después de ver todo, ella volvió a la normalidad, voltea hacia su pequeño pero ordenado y elegante escritorio, viendo su yoyo. Quedaba quieta, pensativa e intentando ver cómo responder, lo que sabía que es iba a ser algo perjudicial para ella.

—Me encanta llenarme como un panecito con crema y veo que ellos lograron que quiera comer sin parar... Pero, ¿tanto como para que me quedé inútil? ¡Ja! Está sumamente equivocada...

El virus del engordeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora