THE MAFIA QUEEN

Capítulo 17 parte II 💍

La boda del siglo...

El día de la tan esperada boda se llevaría a cabo en la capilla del castillo de Windsor, los novios estaban siendo preparados para la ceremonia, después de 10 meses de matrimonio en secreto; se daría a conocer que los señores Ambrosetti llevaban más tiempo de casados pero que querían celebrar una ceremonia en todo lo alto, farándula, realeza, socialites, políticos, empresarios y aliados de la triada se reunieron en el castillo de Windsor para celebrar las nuevas nupcias de Luca Ambrosetti, en la iglesia había alrededor de 500 invitados.

La princesa de gales que había perdido peso por toda la situación, dejo que la ayudaran a vestirse y prepararse para su gran día, se volvía a casar con él, pero esta vez no podía salir corriendo aunque la verdad nunca tuvo oportunidad, era el evento más esperado por el mundo.

Luca había mandado a Enzo con una obsequio, era una gargantilla de plata y un zafiro en forma de lagrima descansaba en una cajita de terciopelo, había una nota ''me gustaría que usaras este collar en nuestra boda, lo compre pensando que te verías aún más hermosa en nuestro maravilloso día atte. tu esposo''

Era curioso porque representaba sus propios sentimientos; Elena había escogido un vestido blanco con encaje en la parte delantera, dejando un escote moderado para lucir la gargantilla, la falda del vestido era en forma A de seda al estilo princesa sin mucho encaje ni pomposo, llevaba la tiara Cambridge Lover's Knot en su velo.

Un maquillaje que resaltaba su belleza, la princesa se miraba hermosa pero ella apenas pudo mirarse al espejo, al quedar sola Jetmir entro ya que el la acompañaría al altar, Elena era una belleza a los ojos del hombre pero al ver su rostro pudo ver todo el dolor y sufrimiento que Luca le hacía pasar por la muerte de su hijo.

Una solitaria lagrima recorrió por su mejilla al verse en el espejo, estaba hermosa no cabía duda, pero la mirada que reflejada en el espejo era lo que destacaba, una mirada llena de dolor, tristeza, se miraba angustiada, ella quería salir corriendo y no ver atrás pero ¿Cómo podía hacer? Luca la buscaría y después la mataría, no ella no podía hacer eso... decidida a terminar con esta falsa celebración lo antes posible, se dio la vuelta y acepto la mano que Jetmir le ofrecía para acompañarla a su segunda muerte.

Luca que estaba en el altar esperando por ella, se sentía extasiado por ver de nuevo a su esposa, pero a la vez enojado había tenido una charla con su padre antes de subir al altar le había dicho ''no lastimes a un inocente Luca, puedes arrepentirte después''  

Elena no era una inocente, era una perra que había matado a su propio hijo, pero algo siempre le decía que ella no era capaz de eso, en más de una ocasión Luca observo a su esposa llorando observando al cielo, en más de una ocasión se quedó despierto observando a su esposa dormida con lágrimas en sus ojos, pero ni aun así ablando su corazón, había escogido a Sergei como su padrino,  las bodas en Inglaterra eran un poco extrañas.

- ¿Estas nervioso?

-No ¿Por qué lo estaría? - si que estaba nervioso - has cubierto la seguridad ¿verdad?

-Claro hombre.

- Esto es estúpido, todo el mundo sabrá que ella es mi esposa y como tal ya tiene un objetivo en su espalda.

- Bueno sabias las consecuencias de este matrimonio... además ella confía que la mantendríais a salvo o ¿me equivoco?

- Claro que no, al fin y al cabo es mi esposa ¿no?

- Si... pero ella no ha recibido el trato de una esposa así que...

La marcha del príncipe de Dinamarca era el anuncio de la entrada de la novia; Luca no podía darse la vuelta hasta que la novia estuviera a su lado, acompañada de Jetmir Elena atravesó el gran pasillo con una sonrisa falsa pegada en su rostro, pero con los ojos llorosos y tristes. 

Sergei que podía ver a la novia, vio a una mujer que parecía que caminaba hacia su muerte, supo que algo iba mal o que algo malo había paso entre la mujer y el hombre que tenia al lado, la mujer que dejo hace casi un año no era la misma que caminaba hacia el altar, era prácticamente hueso y carne, los pómulos de sus mejillas resaltaban mucho más que antes a pesar del maquillaje.

-¿Cómo se mira? -había preguntado Luca, Sergei no supo que responder su única respuesta fue:

- Se mira bien, hermosa se podría decir.

Sergei pudo observar las ojeras y algunos moretones en sus brazos y mejías; la mujer se miraba de la mierda debajo de todo esa aura de belleza que la cubría, al llegar al lado de Luca, Elena le dedico una mirada fingiendo ser la novia más feliz del mundo. 

Luca se sorprendió tanto de ver a su mujer, había cumplido con su venganza no había visto a una mujer más destruida que su propia esposa, ya no tenía el aura que caracterizaba a su esposa no... esta mujer estaba muerta en vida.

La ceremonia se llevó a cabo como estaba establecido en el programa, una hora y treinta minutos después los nuevos príncipes de gales dejaban la capilla para poder saludar al pueblo que se había reunido para ver a la feliz pareja.

Toda la celebración duro alrededor de 5 horas; Elena estaba cansada, su esposo que había pedido una luna de miel de 3 meses se la llevo a Nueva York y lo primero que hizo fue que sus empleados cuidaran de su mujer, alimentándola correctamente en ese tiempo. 

Decidió ignorarla pero de vez en cuando comían juntos o se les miraba en una cita ''romántica'' como esposa del capo, Elena tuvo que conocer a los demás capos y hombres a cargo de su marido, los hombre que envidiaban a Luca por tener como esposa a semejante belleza y las mujeres que envidaban a Elena por ser la mujer de Luca.

Ante el mundo eran el fuerte unido, pero en privado eran unos desconocidos, Elena volvió a sus compromisos regresando así a Inglaterra 4 meses después de la boda. 

 Luca y ella volvieron a convivir, pero todo se fue a la mierda cuando su esposo perdió el control de si mismo... Luca no volvió a ver a su esposa después de 8 meses, habían discutido sabía que la había lastimado demasiado, los secretos empezaban a revelarse y la mujer despiadada que él pensaba que era su mujer ,empezó a transformarse en la víctima de un cruel juego de poder.