𝟏𝟔. por fin se nos da

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Celina's pov

—Vale. Ahora repite eso, pero esta vez mirándome a los ojos, Ferraris.

Su contacto eléctrico me hacía estremecer, y sentía cómo mi respiración se entrecortaba con su cercanía. Su mirada intensa y su tono de voz hacían que fuera difícil pensar con claridad. Intenté mantener mi expresión neutra, pero mi corazón latía con fuerza y mi cuerpo no me ayudaba mucho

—No siento nada —repetí, esta vez manteniendo su mirada

—Tus ojos y cuerpo no dicen lo mismo —replicó, inclinando la cabeza

Tragué saliva, intentando controlar mi respiración, que se estaba acelerando cada vez más con su cercanía. Sentía cómo sus ojos recorrían mi cuerpo. Intenté mantener la calma, pero me sentía cada vez más nerviosa. No quería admitir lo que estaba sintiendo, pero sabía que él tenía razón. No podía mentir más.

Pero alguien tocó la puerta. Gracias por tanto, perdón por tan poco.

Hector suspiró enojado, separándose de mí

—Pasa —respondió

Tras esto, Cristina abrió la puerta. Nos sonrió a ambos, y luego habló

—Chicos, el almuerzo está listo. Bajen... cuando puedan —dijo, con una mirada cómplice

—Gracias, mamá. Ahora bajamos —respondió Hector, respirando pesado al igual que yo

Cristina asintió y cerró la puerta, dejándonos de nuevo en silencio. Hector y yo nos quedamos mirando por un momento, antes de que él rompiera el silencio.

—No pienses que esto ha terminado —dijo, levantando las cejas .

Negué con la cabeza, sin saber qué decir.

—Vamos a almorzar, que tengo hambre —dije, intentando cambiar de tema

Hector asintió, y ambos nos dirigimos hacia la puerta. Él abrió la puerta, dejándome pasar

—Que caballero —bufé

—Cuando termine el almuerzo, vas a ver que se me va lo de niño bueno y educado —replicó

Tragué saliva al oír esto y rodee los ojos, intentando disimular mi nerviosismo. Bajamos las escaleras en silencio. Al llegar al comedor, nos encontramos con la mesa ya puesta y Cristina sirviendo los platos.

—Aquí están! Siéntense —dijo Cristina, animada.

Nos sentamos uno al lado del otro, y Hector me lanzó una mirada. Empezamos a comer, y aunque la comida estaba deliciosa, no podía dejar de pensar en lo que había pasado en su cuarto.

—Qué tal estuvo la fiesta anoche? —preguntó Cristina, rompiendo el silencio mientras servía más comida.

—Bien, bien. Un poco movida, pero todo tranquilo al final —respondió Hector, mirándome

𝐃𝐄𝐋𝐈𝐂𝐀𝐓𝐄 | hector fortDonde viven las historias. Descúbrelo ahora