𝘌𝘭 𝘧𝘢𝘮𝘰𝘴𝘰 𝘩𝘪𝘭𝘰 𝘳𝘰𝘫𝘰.

1-. Oliver.

Era día viernes en la noche, al día siguiente tendría un turno libre así que estaba tranquilo después de todo.

Estaba viendo Instagram en mi teléfono, algunos de mis amigos salían al antro aquel día y otros salían a cenar con sus parejas. En cambio yo, me quedaba solo en mi departamento comiendo fideos instantáneos o pedía Mac Donald a delivery.

De hecho, había llegado recién mi pedido y ya tenía la Bolsa en el mesón de la cocina. Empecé a sacar las cosas y lo primero que saque eran unas papas agrandadas, estaban calentitas y se veían tan apetecibles que daban ganas de comerlas de un bocado, luego las deje en un plato que ya había sacado anteriormente y me dispuse a sacar lo demás que traía.

Luego de un rato ya me encontraba comiendo mis papas fritas y una doble cuarto de libra mientras veía una serie en Netflix. Era así hasta que me entró una llamada de mi jefe e interrumpió toda la escena romántica que habían entre los protagonistas de mi preciado kdrama. Tome el teléfono y conteste la llamada.

— 📞: ¿Alo? — Pregunte mientras comía una papa frita.

— 📞 : Hola Oliver, lamento si interrumpo tu noche pero eres el único que mañana tiene libre así que, quería preguntarte si mañana podrías reemplazar a Gina... — Dijo Nath, el jefe.

Di un suspiro algo cansado antes de contestar pero dije — Bueno, esta bien, ¿empezaria a la misma hora de siempre, no?

— Sí Oliver, muchísimas gracias, ella se enfermo entonces por eso decidí llamarte... Lamento las molestias. — Y luego de haber dado la segunda disculpa, colgó. No me molestaba en lo absoluto reemplazar a alguien pero hubiera preferido mil veces un mensaje por Whatsapp a que tener que contestar llamadas.

Luego de un rato, termine de comer y lave lo que había ensuciado, apague todas las luces y como ya tenía el pijama puesto, simplemente me dirigí a mi habitación y me acosté en mi cómoda y calentita cama. Tenía el calienta camas puesto y como tenía niveles, lo tenía puesto en el más alto, hacia demasiado frío y como estábamos en época de invierno, me rehusaba a pasar frío aunque tuviese que pagar más en la cuenta de la luz.
Me tape bien y luego ví lo que me faltaba del capítulo para luego, quedarme finalmente al fin dormido.

Al día siguiente, exactamente a las seis y treinta de la mañana, sonó mi molesta alarma. Me costó un par de minutos levantarme, el calor que me daba mi cama era tan placentero que preferiría estar acostado pero, tenía que levantarme pronto antes de que me quedara nuevamente dormido.

Me levanté, me dirigí a prender el califont y cuando ya estaba prendido me dirigí a mi baño y me bañe. Luego de hacer toda mi aburrida rutina, me fui hacia la cocina para calentar una tostada en el tostador y luego ponerle mantequilla.

Un par de minutos después, ya estaba desayunado y tenía todo listo para ya irme al trabajo, obviamente tenía tantas capas de ropa que ni siquiera mi rostro se veía bien pero, era lo que se tenía que lograr para no tomar un resfriado o peor aún, una influenza.

Ya estaba enfermo en si, tengo un cáncer el cual es muy raro y no recuerdo bien el nombre pero, el médico aún así dijo que no debía salir desabrigado a la calle debido a lo que tenía. Dijo que si tomaba un resfriado seguramente mi cáncer empeoraría aún más y eso me llevaría a la muerte.
No deseo morir, quizás mi vida sea muy aburrida y mi vida amorosa decayó desde que entre a la Universidad, aún así no quería dar mi último respiro. Sonaba demasiado deprimente decir o pensar eso pero era verdad, no quería morir.

Deje de pensar en eso, negué con la cabeza y luego camine hacia el lugar de mi trabajo, no era una larga caminata, solamente eran 15 minutos  y era bastante relajante caminar en las mañanas mientras el sol salía.