Después de pasar un fin de semana con su familia y recargar energías, Serkan volvió a Estambul con una renovada determinación. El lunes, se encontró en el último entrenamiento antes del importante partido de su equipo, Osman Yıldızları, en la fase de grupos de esta temporada. La tensión y la emoción en el ambiente eran palpables; el equipo estaba en primer lugar y, si ganaban este partido, completarían una racha invicta durante toda la fase.
El campo de entrenamiento estaba lleno de actividad. Los jugadores se movían con rapidez, siguiendo las instrucciones del entrenador, mientras el personal del equipo ajustaba los detalles finales. Serkan, con su acostumbrada concentración y agilidad, lideraba a sus compañeros con una energía que contagiaba al resto del equipo.
Desde las gradas, los ejecutivos del club y el presidente, Mustafa Yıldız, observaban atentamente el entrenamiento. Mustafa, un hombre conocido por su rigurosidad y pasión por el fútbol, estaba particularmente interesado en este partido. Sabía que un triunfo no solo consolidaría la posición del equipo, sino que también aumentaría la moral y la confianza de los jugadores para las etapas siguientes.
Serkan se dio cuenta de la presencia de Mustafa y los otros ejecutivos, lo que le dio un impulso adicional. Quería demostrar no solo su habilidad, sino también su compromiso con el equipo y su deseo de llevarlos a la victoria. Durante los ejercicios y las jugadas tácticas, se aseguró de dar lo mejor de sí mismo, mostrando una destreza y liderazgo que no pasaron desapercibidos.
En un momento del entrenamiento, durante un breve descanso, Serkan se acercó a sus compañeros, animándolos y recordándoles la importancia del próximo partido. "Este es nuestro momento", dijo con firmeza. "Hemos trabajado duro para llegar hasta aquí, y ahora es el momento de demostrar de qué estamos hechos. Vamos a darlo todo en el campo y asegurar esa racha invicta".
Los jugadores asintieron, sintiendo la motivación y el espíritu de Serkan. El entrenamiento continuó con una intensidad aún mayor, cada movimiento y cada pase ejecutados con precisión y determinación.
Al final del entrenamiento, el entrenador reunió al equipo para una última charla motivacional. "Han demostrado una gran dedicación y trabajo en equipo", dijo. "Confío en que mañana saldrán al campo y jugarán con todo el corazón. Recuerden, no es solo un partido, es una oportunidad para hacer historia".
Con esas palabras resonando en sus oídos, Serkan y sus compañeros se dirigieron a los vestuarios, listos para enfrentar el desafío que les esperaba. Serkan, en particular, sentía que este partido era más que un simple juego; era una oportunidad para redimirse y mostrar a todos, incluido él mismo, que podía superar cualquier obstáculo, tanto dentro como fuera del campo.
Serkan iba conduciendo por la ciudad luego del entrenamiento, tratando de despejar su mente de todos los pensamientos que lo abrumaban. De repente, vio una floristería al lado de la carretera y decidió detenerse. Al entrar, el aroma a flores frescas lo envolvió y le dio una sensación de calma.
Mientras miraba las diferentes opciones, un terrario en la esquina captó su atención. La dueña de la tienda, una amable mujer de cabello gris, se acercó y le dijo:
—Ese terrario es único porque puedes personalizarlo. Lo tienes que hacer tú mismo.
Serkan aceptó el desafío y se puso a trabajar. Eligió cuidadosamente las plantas, piedras y musgo, dedicando tiempo y esfuerzo a crear algo especial. Cuando terminó, se sintió satisfecho con el resultado.
—Ahora solo falta una nota —dijo la dueña sonriendo.
Serkan asintió y escribió con cuidado en un pequeño trozo de papel: "Perdóname, peri kızı." Pidió a la dueña que enviara el terrario a la mansión Yıldız, especificando que era para Eda.
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Bajo las luces del estadio
FanfictionEn el corazón vibrante de Estambul, el club de fútbol Orman Yıldızları FC era una joya de la ciudad, conocido por su pasión y por su capacidad de unir a la comunidad. Entre sus jugadores estrella se encontraba Serkan Bolat, un talentoso futbolista c...