C-1:Una víctima

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Dobló hacia la izquierda y se topo primero con la caseta de seguridad, entrego su identificación y el portón se abrió para ella, al llegar al edificio comenzó a buscar entre los alumnos el motivo por el que estaba ahí.

Pasaron los minutos y ya había recorrido las aulas buscando a su cliente, sin lograrlo y sin la opción de regresar con el encargo. Escuchó a lo lejos el abucheo de varios alumnos proveniente de un edificio paralelo en el que estaba.
No tardó tanto en salir corriendo con la intención de detener lo que estaba sucediendo.

-¿Por que te quieres arrojar?¿No piensas en tu familia?- su confusión fue grabada en sus palabras, después se regañó internamente por usar un tono inadecuado.

-No tienes idea... Estar en este lugar es como estar en el infierno.

-No tengo idea, tienes razón, pero sea lo que sea no creo que sea motivo para tirarte...

-Esté lugar... Me ha hecho sentir miserable en poco tiempo, ya no puedo soportarlo más...- las lágrimas rodaron de sus ojos y el liberó una mano para secarlas lo que lo hizo tambalear.

-Sigo insistiendo, por favor dame tu mano..-Jandi se acercó un poco más, hasta lograr estar detrás de el a su lado.

-En esta escuela las personas te colocan etiquetas, te ponen tarjetas y te agreden por eso, tu no sabes que es eso... He sufrido sus golpes, sus humillaciones, estar aquí es un calvario.

Jandi se tomó un segundo para poder apreciar la escena con más detalle, el chico estaba lleno de sangre, prueba del maltrato físico que había sufrido, el contraste de la sangre oscura en su camisa hacia evidente que lo habían cortado y no eran simples rasguños. Su cabello estaba empapado y podía sentir el hedor de orines en el, los dedos que apenas lograba sujetarse del barandal tenían una línea pronunciada sobre los nudillos, quizá le habían cerrado el piano en la mano, aún no había logrado ver su rostro pero tenía la seguridad de que estaría muy lastimado.
Solo unos segundos duró su evaluación cuando el chico se soltó y ella apenas logró tomarlo de la camisa, lo sostuvo con todas sus fuerzas y a pesar de que pedía a los demás ayuda, ninguno de ellos se atrevió siquiera a acercase.
Sacó fuerza de solo Dios sabe y logro arrastrarlo dentro del perímetro del techo, el cuerpo del joven cayó sobre ella y no pudo hacer nada más que consolarlo, el pobre muchacho lloraba sobre su pecho y a ella se le estrujaba el corazón aún que no lo conociera.

Llegó a su casa y se arrastró hacia el mueble mas cercano, en su cabeza solo daba vueltas el recuerdo de aquel chico del cual nisiquiera había tenido el tiempo de preguntar su nombre.
Kan-san apareció de repente y se abalanzo sobre ella, logrando esquivarlo le preguntó por qué tenía esa expresión en el rostro.

Resulta que en internet se filtró el vídeo de ella ayudando al alumno del prestigioso colegio Shinhwa, que en ese momento estaba poniendo en duda la calidad y su prestigio.
La habían apodado la mujer maravilla, y los noticiarios estaban hablando de ella.

-Lo ves cariño, ha servido mucho la educación que le hemos dado a nuestra niña- la madre de Jandi miraba con alegría el vídeo en el la televisión.

-A quien le falta educación es a esos tontos engreídos, casi logran que alguien se arranque la vida por su burlas y sus bromas- Jandi se cruzó de brazos y miro la televisión con desprecio.

-Cariño, no siempre podemos cambiar lo forma de pensar de los demás, las personas por eso motivo deben aprender a soportar o mitigar de alguna forma ese tipo de situaciones- el padre de Jandi acaricio el hombro de su hija con ternura para después apagar el televisor y despedirse para dormir.

°°°°

La noche se hizo día, y el día tarde después de la escuela. Jandi arrastró los pies dentro de su casa con la única intención de correr hacia la cocina.
Sus planes fueron privados ante la atenta mirada de un hombre desconocido que la veía con tranquilidad y una ligera sonrisa.
-Hola señorita Jan Di Geum, mi nombre es Sang Rok Jung, y soy el secretario de la presidenta Kang, la directora del colegio Shinhwa. -El secretario Jung saludo con amabilidad a una asustada Jandi, ella imitó el gesto de el aún sin decir nada.
-Se que debe sorprenderle mi visita, si le sirve de consuelo, no está en problemas, en realidad vine a...

-¡¡El señor Jung vino a anunciar que te dieron una beca para asistir al colegio Shinhwa!!- interrumpió su madre al mismo tiempo que soltó confetis por el aire y Kang San chiflo el espanta suegras.

*
-Pero mamá...
-Nada de peros, ¿te lo imaginaste algún día? ¿Que podrías asistir a un colegio tan prestigioso como ese? ¡¡Quizá este es el primer eslabón de una increíble cadena de acontecimientos maravillosos que te sucederán Jandi!! No puedes rechazarlo.

Jandi miro el uniforme sobre su cama, lucía increíble era verdad, estaba bien planchado y era de su medida, y como no serlo, quizá ya habían investigado hasta a sus antepasados para saber si no era un peligro para la institución.
Suspiró en el aire y se lamento no poder cambiar la decisión de sus padres.

Muy temprano en la mañana su padre ya lucía un traje negro que había tomado prestado de algún cliente, su familia la despidió y alentó gritándole "pelea" hasta que ya no podían verla.
Por fin llegó al colegio y su padre la ánimo abriéndole la puerta como si de un chófer se tratara y se despidió de ella con alegría. Ella recorrió los pasillos y miro los carteles adheridos a las paredes con el tema del Bullying y sus consecuencias. Llegó al aula donde debía estudiar, pero curiosamente nadie de su salón se inmutó siquiera ante su presencia. Sus clases comenzaron y se puso al corriente con las clases de su nuevo colegio.
Al salir al receso lo que incentivo a los alumnos a acosarla fue el hecho de traer su propia comida hecha en casa. No faltó el grupito de chicas que se acercaron a ella con la intención de provocarla. Hasta que una de las tomó la lonchera y la estampó contra el piso, ella no podía creer que en su primer día ya estuviera pasando por eso, y en voz baja maldijo el hecho de haber entrado a esa escuela.
Aún serena recogió la comida tirada del piso y la metió como pudo dentro de otro contenedor. Otra chica pateó el traste lejos de ella volviendo a tirar lo que ya había recogido. Jandi miro a la chica con odio y se levantó al fin, no la había agredido físicamente aún, pero estaba segura que pasaría.

-¿No tienes educación?- pregunto con coraje Jandi

-No, la que no tiene educación eres tú, ¿no sabes que no debes meterte en asuntos ajenos? Mis padres casi me sacan del colegio por tu culpa, si no te hubieras metido en un tema que no te competía, ¡¡no hubiesen sacado a mi novio del colegio maldita entrometida!!

-Se trataba de una vida, no es más valioso un tema tan trivial como ese a ¡dejar que alguien muera por sus abusos!

-Escucha bien lo que te diré, no te dejaremos en paz hasta que no obtengas una tarjeta roja, después de eso te irá peor, y pagarás con creces lo que provocaste entrometida.- con dos de sus dedos largos golpeó la cabeza de Jandi- hasta luego Chica Maravilla - y por fin se alejo de ella junto a los demás alumnos, dejándola sola y con la comida regada en el suelo.

Intentó buscar en la escuela algún indicio sobre aquel chico, averiguando por fin su nombre, Lee Min Ha, también averiguó que fue un alumno normal, hasta el momento en el que les plantó cara al grupo de los F4 y su vida comenzó a irse en pique con el pasar de pocos días, ellos que hasta donde sabía eran alumnos que por su nivel social y belleza mantenían sometidos a los alumnos a los que le otorgan una tarjeta roja.
Conforma iba sabiendo los detalles peor se iba sintiendo, el estómago se le estrujaba, no podía creer que eso era real.
Quizá lo que le dijo aquella chica podía convertirse en el tormento en el que el chico pasó, pero no le importaba, ella resistiría todo lo que se le atravesará y ya lo tenía bien planteado en la mente.

Su día en la escuela termino, con algunos desastres que pudo evitar, se salvó de arruinar los libros escolares escondiendolos en un casillero distinto al suyo, pues sabía que llenarían su mochila seguramente de agua, y así fué. También logro evadir las trampas de la sala común tomando atajos que vio en un mapa de la escuela.
Si así era lidiar como un alumno normal no se imaginaba el infierno de alguien con tarjeta roja.
Se removió en su asiento de la bicicleta y miró el colegió por última vez, deseando no volver jamás, ahora tendría que pensar como regresar a su antigua escuela sin que sus padres se dieran cuenta, cosa que sería imposible dado los horarios de cada escuela y que su padre la iba a dejar también.

Amarte para siempre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora