Capítulo 5: Pulseras de cuentas

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Sant Martí, Barcelona
Marzo del 2028

Violeta cansada terminaba de meter todas las bolsas con la compra en el piso, y es que subir 4 bolsas de comida y una caja de leche sin ascensor no había sido tarea fácil.

Estaba completamente absorta en su tarea, y más cuando a falta de un piso para llegar a su rellano una de las bolsas se rompió complicando más la situación.

-Creo que se te ha escapado este pequeñín. -Oyó una voz conocida tras su espalda.

Al girarse sus ojos se encontraron con una sonriente Chiara que llevaba a Luca de la mano.

-Ha subido hasta mi piso y me ha tocado el timbre. -Se explicó la menorquina.

-Luca por dios. -Violeta miró a su hijo ojiplática reprendiéndolo ligeramente. -Perdón de verdad, estaba subiendo toda la compra y no me he dado cuenta.

-Si es mucha compra te recomiendo pedirla por internet, los 7€ que cuesta el envío salen muy rentables, créeme que tu espalda te lo agradecerá.

-Gracias por el tip, me lo apuntaré.

-Si quieres cuando yo haga el pedido te aviso, o tú a mi, y así el envío nos cuesta la mitad. -Le ofreció Chiara.

-Ya vamos hablando sobre eso más adelante mejor. -Le respondió la motrileña que no terminaba de pillar del todo esa amabilidad continua y constante de la pelinegra.

-Mi mamá te tiene que decir una cosa. -Intervino Luca por primera vez en busca de su objetivo ya que le había ido ha tocar a Chiara el timbre con una clara intención.

-¿Me tienes que decir algo? -Se extrañó la pelinegra ante la confesión del niño.

-Eh... Pues no lo sé la verdad. -Violeta miró al niño sin entender porque la había metido en ese lío. -No sé a que se refiere.

-La pulsera. -Se explicó el niño mirando a su madre y con un tono de voz bajo aunque no lo suficiente como para que no lo oyera Chiara.

-¿La pulsera? -Dijo la menorquina extrañada tras oír al niño.

-Ay Luca por dios... -Violeta por fin cayó en las intenciones de su hijo y quiso morirse de la vergüenza allí mismo.

-¿Qué pulsera? -Chiara seguía sin entender y rápidamente miró al pequeño en busca de respuestas.

-Díselo mamá. -Luca todavía más muerto de la vergüenza que su madre, y con cierto temor a la reacción de su vecina de arriba, se soltó de la mano de la menorquina para ir a esconderse tras el cuerpo de su madre.

-Nada es una tontería. -Empezó a hablar la pelirroja viendo la cara de no entender nada que tenía Kiki. -Es sólo que el otro día en el parque se le enganchó la pulsera que le regalaste y se le rompió, y ahora está súper preocupado porque se le ha roto tu regalo.

-Ay Luca cariño, pero que no pasa nada. -La medio inglesa se agachó a la altura del niño a ver si salía de sus escondite. -A mí se me han roto muchas, pero podemos hacer más, no te preocupes.

-¿No estás enfadada? -El pequeño rubito asomó ligeramente la cabeza por detrás de las piernas de su madre mirando a Chiara.

-Claro que no cariño, no pasa nada, ha sido un accidente. -Lo tranquilizó la menorquina aún agachada a la altura del niño. -Si tú quieres hacemos otra pulsera ¿vale? -Le sonrió provocando que Luca asintiera emocionado y se dirigió a hablarle a Violeta. -¿Estás ahora ocupada? ¿Tienes que guardar toda la compra?

-Eh si, supongo. -Le respondió la pelirroja sin entender el porque de la pregunta.

-Si quieres me lo subo a mi piso que hagamos una pulsera nueva y así tú puedes ordenar todo tranquilamente.

Ella siempre me entiende [Kivi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora