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Celina's pov
Nos habíamos perdido en un mar de besos y caricias, nuestros cuerpos presionados uno contra el otro. La habitación estaba llena de y deseo, y ambos estábamos completamente entregados al momento. Me había empujado contra la cama, y estaba encima de mí, besándome con urgencia. Sus manos recorrían mi cuerpo, y sentía cómo cada toque me encendía aún más.
Su cuerpo estaba apretado contra el mío, y podía sentir cómo su piel estaba caliente y su respiración era agitada. Sus labios seguían bajando por mi cuello, besando y mordisqueando mi piel. Mientras que mis manos recorrían su espalda.
—Dios, quiero todo de ti —susurró contra mi piel
Sus palabras me atravesaron como un rayo. Sentía cómo mi cuerpo se agitaba y cómo mi corazón latía con fuerza. Era como si estuviera completamente rendida a su contacto.
—Fort, por favor...—susurré, inconscientemente
Se detuvo un momento, y levantó la mirada hacia mí.
—Dímelo, Ferraris. Dime lo que quieres —dijo en voz baja, demandante
Sabía lo que quería, pero era orgullosa y me daba vergüenza decirlo en voz alta. Pero no podía negarlo, no con él así de cerca.
—Tócame, por favor —susurré, cerrando los ojos
Él se rio suavemente, y pude sentir cómo su cuerpo se sacudía encima del mío. Parecía complacido con mi respuesta, y podía sentir cómo su deseo aumentaba.
—No me lo pidas otra vez, Ferraris —susurró él, antes de volver a apoderarse de mis labios en un beso apasionado.
Su cuerpo se movía contra el mío en un gesto desesperado, como si necesitara aún más de mí. Sentí cómo su mano se deslizaba por mi muslo nuevamente, y cómo sus dedos se movían hacia la zona peligrosa, acariciando y tocándome de una manera que me hizo soltar un gemido ahogado. Su respiración se volvió aún más agitada, y pude sentir cómo se estaba volviendo más y más desesperado. Él siguió con lo suyo, haciendo que mi cuerpo se arqueara contra él, respondiendo a cada uno de sus toques. Gemí contra su boca, y todo mi cuerpo se sacudió. Él estaba luchando contra el impulso de dejarse llevar también.
Cuando mi cuerpo se relajó finalmente, él levantó la mirada hacia mí, y pude ver el deseo en sus ojos, al igual que su aliento era aún más agitado
—Dios, Ferraris, lo que me haces —susurró, con voz entrecortada
El resto es historia.
Después de un par de horas que se sintieron como 15 minutos, me desperté lentamente, sintiendo cómo mi cuerpo se encontraba adolorido. Miré alrededor, desorientada por un momento. Me volví y vi a Hector acostado de costado, aún dormido, con un brazo alrededor de mi cintura, aferrándome a él con fuerza. Comencé a recordar todo lo que nos dijimos e hicimos. Estaba incrédula.
Le di mi primera vez a Hector Fort.
Después de un rato en silencio, sentí cómo Hector se movía ligeramente a mi lado. Suspiró, y sus ojos se abrieron lentamente. Me miró somnoliento, con una sonrisa.
—Buenas —dijo con voz ronca, todavía medio dormido.
—Hola... —repliqué, nerviosa
Hector se incorporó ligeramente, apoyándose en un codo, y me miró con. Su mirada se detuvo brevemente en mi cuello, donde seguramente tenía marcas hechas por él.
—Te ves preciosa —murmuró
No estaba acostumbrada a tanto halago, especialmente de alguien como él. Sonreí ligeramente, pero sentía cómo mi corazón aún latía con fuerza
—Qué hora es? —volvió a hablar
Agarré mi celular que estaba en la mesita de luz, para fijarme
—9:30 —respondí
—Ya es bastante tarde, deberías ir a casa, no? —dijo, arqueando una ceja
No podía creer lo que estaba escuchando. Me acababa de entregar completamente a él, y ahora me echaba, como si nada. Al final de todo, quería una más para la lista y ya está.
Su tono indiferente me golpeó como un balde de agua fría. Me había dejado completamente vulnerable, y él actuaba como si no fuera grande cosa. Me senté en la cama, aún con una sábana alrededor de mi cuerpo, y lo miré con incredulidad.
—Me estás jodiendo, Fort? —respondí, intentando mantener la calma
Lo miré un rato más esperando que respondiera, pero seguía indiferente. Su poca responsabilidad afectiva solo empeoró mi enojo. Me levanté y me puse su camiseta, y junté mis cosas.
—No entiendo por qué estás enojada —dijo, otra vez, indiferente
—Sos joda? —repetí
—Si es por lo que pasó anoche, fue... —habló, mirando hacia otro lado
Cada respuesta de Hector era peor a la anterior. Me siento una ridícula.
—Fue qué? Algo para divertirse? Un entretenimiento para vos? —repliqué, frustrada
Él simplemente se quedó mirándome en silencio, de brazos cruzados. Eso fue la gota que derramó el vaso. La respuesta que necesitaba. Mi mandíbula se tensó. Sentí cómo se formaba aquel horrible nudo en mi garganta. Quería llorar, pero no le iba a dar el gusto de sacarme lágrimas.
—No puedo creer que pensé que esto funcionaría —dije
—No eres la única que se arrepiente — respondió Hector, fríamente
Me vestí rápidamente, sin mirarlo a los ojos. Quería irme de ahí lo antes posible. Mientras me dirigía hacia a la puerta, Hector se levantó y me detuvo. Levanté la mirada para mirarlo, y vi cómo su expresión había cambiado un poco. No era tan fría como antes, pero aún se notaba una distancia entre nosotros que me dolía. Me quedé allí parada, esperando a lo que fuera que quisiera decir.
—No podemos dejar esto así. Qué pasa con lo de fingir ser novios? —dijo, aunque su tono seguía siendo frío
—Ya dejaste todo más que claro —contesté, con voz quebrada— Esto fue un error, un error enorme. Todo lo que pasó con vos fue un error.
Lo miré a los ojos y vi cómo él me sostenía la mirada, con una expresión complicada y confundida en su rostro. Su mano aún estaba en mi brazo, y podía sentir cómo se tensaba.
—Vale, Ferraris. Tienes razón. Fue todo un error. Vas a huir, como siempre —dijo Hector, soltándome bruscamente
—No te preocupes, Fort. No va a volver a pasar —hablé finalmente, pegando un portazo
Salí de su habitación, sintiendo un nudo en la garganta. Bajé las escaleras rápidamente, evitando el contacto visual con Cristina, que ya había regresado, y estaba en la cocina.
—Me voy, Cristina. Gracias por todo —dije, intentando no llorar.
—Estás bien, cariño? Ocurrió algo? —preguntó preocupada, al notar mi cara
—Solo estoy algo apurada —mentí, forzando una sonrisa antes de salir por la puerta.
Las lágrimas finalmente comenzaron a caer. Me sentía una estúpida. Soy una estúpida. Por creer que esta vez iba a ser diferente.
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𝐃𝐄𝐋𝐈𝐂𝐀𝐓𝐄 | hector fort
Hayran Kurgu'·. 𝐃 e l i c a t e . Donde Celina y Hector se conocen debido a que sus padres son amigos. Automáticamente se odian. Aunque unas vacaciones juntos, podrían cambiarlo todo. . . . she took me to the skγ ⠀  ̄ ̄ ̄ ̄ ̄ ̄ ̄ ̄ ̄ ̄ "𝐼𝑠 𝑖𝑡 𝑐𝑜...