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Jungkook se voltea y Jimin le lanza objetos.

—Me vienes a restregar en la cara tus chupones que te hizo quién sabe qué hija de puta, dejándome claro que te puedes follar a la que te venga en gana y yo no puedo mirar a un hombre de verdad, un hombre decente, ¡¡que sí merece tenerme!!

Le sigue lanzando cosas. Jungkook se llena de ira por sus palabras; esta vez toma los muslos con fuerza, llevándolo a la orilla de la cama.- jimin se asusta ya que está sin ropa interior, abierto y expuesto.

La brusquedad con la que lo sostiene de los muslos le saca un jadeo mientras se sostiene de la cama. Jungkook lo mira a los ojos, se agacha ante él, besa sus muslos, lo muerde, lo excita de forma que lo hace cerrar los ojos. Introduce el falo de su esposo en su boca, palpitante; cachando todo tipo de gritos, solo escucha jadeos de placer. Mientras Jimin se estremece en la cama, Jungkook disfruta de él como un dulce exquisito recién horneado.

Jimin trata de parar, pero el deseo puede más que su voluntad; la sensación ardiente en su cuerpo lo consume, lo hace perder el equilibrio, la razón. Jungkook lo llena de mordiscos y chupones excitantes que lo enloquecen, lo descontrolan, lo hacen sentir su orgasmo. Mientras que Jimin está perdido en el placer, Jungkook se levanta satisfecho.

Jimin se contrae retrocediendo; se siente en la cama tan enojado con el mismo y avergonzado con él.

—Esos sí son chupones; estos son marcas de balas. Ahora deja tu berrinche de esposo celoso y dolido, que no tengo ganas de discutir contigo. Jungkook se pasa el pulgar por sus labios, se termina de quitar el pantalón. Jimin observa en silencio mientras nota la diferencia en las marcas del cuerpo de Jungkook y las suyas, que con solo tocarlas lo hacen jadear.

—Esto es para ti, espero que te guste —dice tomando la toalla para irse a la ducha y anota su trasero desnudo moverse al baño sin importar lo que le trajo. Se acomoda en la cama cubriéndose con las sábanas, trata de calmarse; aún se toca y siente como si Jungkook aún lo mordiera, lo consumiera en ese placer que solo él le da.

Se cubre con las sábanas y está perdido; se queda dormido tras diferentes emociones cubriendo su cuerpo, su mente. Jungkook sale de la ducha, lo observa dormido; está agotado, así que decide acomodarse a su lado, lo atrae a su cuerpo, rozando su miembro con su trasero y tomando su pecho que, a la vez, besa su cuello. Se duerme a su lado; es la primera vez que tiene un chico en su cama. No le introduce todo su amor; con Jimin va con calma, sin presiones, para que se adapte. Ya le quedó claro que acorralarlo no le sirve de nada, puesto que decidió que fuera el padre de sus hijos; no tiene duda de que tiene mucho tiempo para tomarlo.

Lo desea y lo de hace un momento es solo el comienzo. Jimin despierta y Jungkook lo abraza; están frente a frente, lo mira por unos segundos y no puede negar que su esposo es guapo dormido. Es más tolerable. Se aleja un poco, se baja de la cama lentamente, muere de hambre, la cabeza le duele un poco, va al baño Y se asea, cambiándose. Sale con cuidado, sin despertar a Jungkook. Toma su bolso al salir y ordena que preparen la cena.

Se va al jardín, el hermoso atardecer lo enamora, se abraza a sus piernas admirando el día marcharse. Cómo llegó al cielo volverse naranja le da una increíble idea; toma su cuaderno para dibujar. Está entretenido. Jungkook aparece, él guarda su cuaderno, él lo mira fijamente Y se acerca, haciendo que Jimin no le quite la mirada de encima. Jungkook despierta por eso. Sonido de su celular; lo contesta al ver que es Nam.

Señor, encontramos a los que robaron el cargamento; se ocultan en un búnker en el bosque. Hay varios hombres custodiando la zona y el cargamento será transportado a Estados Unidos esta noche. Espero sus órdenes.

—Haz el peritaje del lugar. Quiero entradas salidas, hasta el más mínimo rincón, tomando la cantidad de hombres, las entradas al búnker custodiadas. Vamos a enseñarles quién es Jeon Jungkook.

—Usted vendrá —por supuesto.

—Si quieres que algo salga bien, hazlo tú mismo —dice, viendo a Jimin por la ventana. Ese hombre tiene algo que lo vuelve débil; le gusta tanto lo inocente.

—Manda a sacar las camionetas blindadas, estaré en 1 hora en el lugar. Nadie sale vivo, ¿lo entendiste?

—Como ordene, señor.

Jungkook se cambia. Al bajar, le informan que la cena está lista. Sale al jardín, notando que Jimin guarda lo que parece una libreta en su bolso. Camina hacia él; puede ver lo incómodo que está. Se acerca a él, acorralándolo a la silla, sin tocarlo; acerca sus labios despacio mientras lo mira a los ojos como un depredador a su presa. En los labios, sintiendo las ganas de tenerlo; cada beso se vuelve su droga, cosa que no le había pasado antes. Se aleja de él y acaricia sus mejillas, vuelve a darle un beso corto.

—La cena está lista, ven a comer. Tengo asuntos que atender. Jimin lo mira inseguro, puesto que así es su vida. Esto lo incomoda; si él muere, quizás él también, puesto que es el esposo de un mafioso.

—Trata de morir, así me dejas viudo y puedo salir de este infierno. Se levanta dejando a Jungkook con un mal sabor y, puesto que parece que esto no va a funcionar, haga lo que haga, se va muy enojado.

Jimin sabe que esta situación cada vez es peor; aunque sabe que eso no se le desea a nadie, se va al comedor. No puede comer algo, le incomoda; está solo. Puede que esta sea su vida con él, solo viviendo en una agonía, una insoportable agonía que le invade más que una angustia saber que quizás sus enemigos vengan por él o por su familia. Lo incomoda porque el destino tuvo que llevarlo a su vida; no lo conoce.

UN ESPOSO  PARA UN MAFIOSO--- CORRIGIENDO....Donde viven las historias. Descúbrelo ahora