Recuerdos buenos y malos

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-Mingi... -No podía dejarlo salir por esa puerta, no podía permitir que todo lo que habían construido terminara de esa manera.

Sabía que su voz en ese momento no era lo suficientemente fuerte, y a estas alturas solo deseaba que Mingi se volviera al escucharla, quería que supiera que estaba arrepentido.
Necesitaba que Mingi se diera la vuelta y comprendiera sus intenciones.

Pero nada servía. Aunque lo llamara desde el sillón, solo veía cómo cada segundo Mingi se acercaba más y más a la maldita puerta. No le quedaban muchas alternativas; si se levantaba y se acercaba a él, seguramente Mingi se sentiría acorralado entre la espada y la pared.

Pero si se mantenía en su posición actual, poco podría hacer para evitar que Mingi tomara el pomo de la puerta con sus delgadas y bellas manos y saliera de esa habitación, que con cada segundo se volvía más agobiante y cruel.

Decir "perdón" parecía una excusa tan estúpida que, a pesar de reflejar su pesar, resultaba ser la única opción para intentar detenerlo. Se sentía tan débil y sin alternativas que, al pronunciar -perdón... -entre súplicas en el silencio del ambiente, se sentía inservible y estúpido.

Pero, tal como había temido, Mingi, sin mirarlo, giró el pomo de la puerta y salió del departamento, cerrándola segundos después y llevándose consigo la última oportunidad de Yunho para arreglar las cosas.

Yunho siente como si su alma abandonara su cuerpo por un momento. Queda desconectado en el sillón, incapaz de procesar lo que acaba de suceder.

No puede creerlo.

Su Mingi acaba de irse. Y ahora sabía que quizás nunca más lo volvería a ver. Ahora se da cuenta del daño que ha causado y el resultado es el sentimiento más agobiante que ha experimentado en su vida.

Su corazón duele intensamente y sus manos largas se aferran instintivamente a su pecho. ¡Es asfixiante! Quiere que pare. No puede dejar de sentir esa sensación. Su corazón late fuertemente contra sus tímpanos y su vista se nubla sin darse cuenta. La manta que cubre su cuerpo por el frío ahora parece quemarlo como lava.

Necesita ir tras Mingi.

Necesita seguirlo y hacer que vuelva. Necesita disculparse de todas las maneras posibles y jurar que cambiará, y que volverá a ser el mismo de hace cuatro años. Necesita tener a Mingi a su lado, al ángel perfecto que le mostró el otro lado de este mundo cruel e ignorante.

Pero, ¿acaso él no era también parte de este mundo? Se da cuenta de que, a pesar de odiarlo y reprocharlo en los demás, también él fue indiferente y cruel.

En un momento de sacudida, se da cuenta de que él fue el mundo cruel para Mingi. Para ese ángel ingenuo e inseguro que solo buscaba estabilidad en este universo, Yunho intentó dársela pero terminó destruyéndolo más de lo que cualquier otro podría haberlo hecho.

Ahora, pensando en eso, ¿debería buscar a Mingi? ¿Debería buscarlo y seguir amargándole la existencia? ¿Debería continuar mintiéndole con juramentos que nunca podrá cumplir, porque no está en su naturaleza ser así?

Su mente responde al instante que no.

Debe ser racional y darse cuenta de que él fue simplemente la plaga que obstaculizó el bello crecimiento del árbol divino que era Mingi.

Entonces, decide dejarlo ir.

Porque si realmente ama a Mingi como jura, debe desear su felicidad. Sabe que al estar con él solo contribuía a arrebatársela por completo.

(...)

En algún momento de esa horrible tarde, Yunho reunió todas sus pertenencias en un bolso que tenía en el departamento y se fue.

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⏰ Última actualización: Aug 18 ⏰

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