**Capítulo 4: Viejas Heridas, Nuevas Batallas**

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El regreso de Walter no fue recibido con alegría por todos. Algunos miembros de Hellsing, especialmente aquellos que habían sufrido directamente por su traición, lo veían con sospecha y resentimiento. Integra, consciente de la tensión, decidió hablar personalmente con los más afectados.

En una reunión en su despacho, Integra se dirigió a sus oficiales más leales, entre ellos el comandante Ferguson y la teniente Hamilton.

—Sé que muchos de ustedes tienen reservas sobre la presencia de Walter aquí —comenzó Integra—. Pero en tiempos de necesidad, debemos aprovechar todas las oportunidades que se nos presentan. Walter ha mostrado arrepentimiento y deseo de redimirse. Le daremos esa oportunidad, pero con precaución.

Ferguson, un veterano que había perdido a muchos de sus hombres en la guerra, se levantó.

—Señora, confío en su juicio, pero será difícil para algunos de nosotros olvidar lo que hizo. Solo espero que no nos cueste más vidas.

Integra asintió, comprendiendo el dolor en sus palabras.

—Lo entiendo, Ferguson. Y no permitiré que su presencia ponga en peligro a esta organización nuevamente. Vigilen a Walter, pero también denle la oportunidad de demostrar su valía.

Mientras tanto, Seras continuaba su entrenamiento con Marianne y los otros reclutas. La joven exorcista demostraba ser una aprendiz rápida y dedicada. Una noche, después de una intensa sesión de entrenamiento, Marianne se acercó a Seras.

—Señorita Victoria, ¿puedo hacerle una pregunta personal?

Seras, sorprendida por el tono serio de Marianne, asintió.

—Por supuesto, Marianne. ¿Qué sucede?

Marianne bajó la mirada por un momento antes de hablar.

—He oído historias sobre Alucard. Sobre cómo era antes de... desaparecer. ¿Cómo era él realmente?

Seras sonrió, recordando a su maestro y mentor.

—Alucard era... complicado. Poderoso, despiadado, pero también leal y con un extraño sentido del honor. Me enseñó muchas cosas, y aunque a veces era difícil de entender, siempre supe que podía contar con él.

Marianne asintió, pareciendo entender algo más profundo.

—Gracias, señorita Victoria. Quería saber más sobre la persona que tanto influyó en esta organización.

Renacimiento de la HellsingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora