"al final ganaron pero...
Hubo un costo."
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Historia basada en la película de Netflix "Ultraman: rising".
Aquí los eventos de la parte final son diferentes.
Narrador: En los mares de odaiba Japón se llevaba a cabo un enfrentamiento, dos Ultrama, héroes que luchaban contra los Kaiju para mantener el equilibrio, ambos luchando en esta ocasión contra un androide manejado por un científico el Dr onda. Pero también estaba la presencia de dos Kaiju, una adulta y su cría, la adulta de nombre clave "gigantron" y la cría nombrada por los Ultraman como Emi.
Era la batalla final, después de tantos acontecimientos este enfrentamiento sería desicivo. Ultraman lucho contra el androide del Dr onda teniendo una reñida batalla donde a último momento este decidio hacer que su androide se volviera una bomba para acabar con los Kaiju sin importarle si perdía la vida en el proceso.
Uno de los Ultraman no iba a permitir aquello, así que usando su habilidad de crear un escudo cubrió al androide para evitar la explosión. Pero lo que aquel Ultraman no esperaba es que apenas se inició la explosión uno de los Kaiju...
Se sacrificó por el.
Gigantron a último momento para que aquel Ultraman no sufriera daño y como acto de agradecimiento por haber protegido a su cría decidió dar su vida. Cubrió hasta su último respiró a Kenji Sato aquel Ultraman de aquella explosión.
El Kaiju que fue considerada una amenaza por humanos pereció protegiendo al defensor de ellos. . . . . . . . . . . Los días después de aquel suceso fueron pasando, la explosión fue evitada y todos sabían que fue gracias a Ultraman y que como si de un milagro fuese un Kaiju se alio a él para protegerlos haciendo que las personas empiecen a ver levemente de manera diferente a los Kaiju.
Aunque la ocasión era de festejo para la personas, para algunos no lo eran como los sato. Kenji Sato y su padre el profesor Sato, además de su asistente IA estaban en su isla privada tristes por la pérdida de la Kaiju adulta, y ahora miraban a su cría que estaba en aquella celda de contención quien también se veía triste por haber perdido a su madre.
La bebé Kaiju solo hizo sonidos de tristeza y se mantuvo acostada en su lugar, ni siquiera los programas infantiles que Mina la asistente IA le colocaba como casi siempre la animaban.
–debe ser duro para ella– dijo el profesor Sato.
–si... Lo entiendo– dijo Kenji con expresión triste por la Kaiju a que nombraron Emi. El la comprendía, entendía lo que era perder a una madre después de todo.
–ah~...– suspiro el profesor Sato con tristeza –ahora que gigantron no está, Emi sin duda estará sola, sin su madre no podrá sobrevivir aún si encontramos la isla Kaiju–
–entonces eso significa que la seguiremos cuidando?– dijo Kenji con duda.
–su madre se sacrificó para que ella viviera y solo nos tiene a nosotros ahora, somos su familia ahora tenemos que cuidarla, protegerla y tal vez cuando sea el momento... Ella pueda volar a su destino– dijo el profesor Sato.
Kenji le entendio, tendría que cuidarla hasta que ella creciera y fuera lo suficientemente independiente para ella sobrevivir por su cuenta. Y así haría el, cuidaría a la bebé Kaiju rosa que era como una hija para el a pesar de que fue complicado en sus inicios cuando la encontró.
Así que caminando suave se acercó a la celda donde estaba la bebé Kaiju tocando el cristal.
–todo va estar bien Emi... Papá está aquí– dijo Kenji con una leve sonrisa.
La Kaiju bebé acostada en su lugar le observo con los ojos tristes y soltó un graznido a modo de respuesta, como si quisiera decirle que lo quería con el.
–tal vez deba comer algo, ya lleva tiempo que no ha querido comer– dijo Mina con su voz robótica.
–si tienes razón, voy a hacer un pedido de pescado y otros mariscos, tal vez animen a Emi– decía el profesor Sato –de hecho también ya es casi la hora de la cena, voy a la cocina–
Ante lo dicho el profesor Sato con su muleta se fue al ascensor que lo llevaría a la parte superior dejando a Kenji con la bebé Kaiju. El al estár solo, suspiro y observo de nuevo a Emi que le miraba con súplica, sabía que ella lo quería, así que se alejó un poco para al instante transformarse tomando su forma gigante de ultraman.
Ahí el se acerco a la celda y con cuidado saco a la bebé Kaiju cargandola en sus brazos. La bebé de inmediato se apego a él como si temiera perderlo, después de todo para ella era su "padre" y la única familia que tenía junto al hombre mayor que era su "abuelo" según el, además de la niñera robot flotante en forma de esfera.
Emi grazno y Kenji la abrazo para reconfortarla.
–lo se Emi, te entiendo nena, se lo duro que es perder a tu mamá– decía Kenji –pero se que tú mamá a donde sea que haya ido estaría muy feliz por ti, aveces era una tormenta pero eres una buena chica, así que no te preocupes como te dije antes todo va estár bien, papá está aquí para ti, no te dejaré sola, voy a cuidarte hasta que ya seas toda una Kaiju grandota que de seguro me daría más problemas– dijo con diversión a lo último.
La bebé Kaiju estaba relajada en sus brazos, se sentía más animada por las palabras de su papá, tal vez Kenji no lo sabía pero ella mayormente lo comprendía, así que claramente entendía que el le decía que todo estaba bien.
Así que después de unos minutos más tranquila, Kenji la volvió a dejar en una celda de contención donde ella ahora le veia con una sonrisa.
–enseguida regreso nena, voy a ver cómo va papá con la cena, tal vez hoy comas salmón– dijo Kenji para luego de eso transformarse a su forma humana y dirigirse al ascensor dándole la espalda a la bebé Kaiju.
Sin embargo ahí el sintió algo a su espalda, además de notar un brillo rosáceo, fue como si alguien se hubiera transformado en Ultraman, así que volteo a ver. Aquello le hizo abrir los ojos bastante además de estar boquiabierto.
Pues ahora veía que en aquella celda de contención no había una bebé Kaiju rosa, en cambio...
Había una niña.
Así es, una niña, pero que no se veía mayor de tres años además de su cabello ser anaranjado y su piel tenía un ligero tono rosado que podría verse normal.
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–papá!– pronunció aquella niña con sus ojos cafés brillantes y con una sonrisa hacia Kenji.
