-𝟶𝟷𝟾-

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-𝙈𝙖𝙙𝙞𝙨𝙤𝙣 𝙇𝙤𝙬𝙚𝙡𝙡-

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-𝙈𝙖𝙙𝙞𝙨𝙤𝙣 𝙇𝙤𝙬𝙚𝙡𝙡-


—Maddie, linda; por favor pásame ese expediente—

—Claro—tarareó y se levantó de la silla para recoger el expediente, dándole una rápida mirada antes de extendiéndoselo a Bailey entre un suave agradecimiento de esta—Por cierto, se ve bien desde mi criterio—señaló, haciéndola reír

—Aún no puedo creer haya una prodigio en medicina, y más de tu edad—dijo la mujer sentada en la camilla—No lo tomes a mal, pero es tan...surreal verte; ni siquiera puedo imaginarte haciendo una cirugía cuando eres demasiado bajita. Siento es una broma muy elaborada que hacen para distraerme de la cirugía—dijo, haciéndolas reír

—Le aseguro, señora Portman, que esto no es una broma—arqueó las cejas, dejando Bailey se encargara del informe mientras ella volvía a la silla donde había estado sentada, dejándola regodearse en su reciente nombramiento como titular de cirugía general—A finales de noviembre dejé la medicina e inicié la escuela antes de las vacaciones de navidad—dijo

—¿Y no te arrepientes de haberlo dejado?—preguntó suavemente, acomodándose cuidadosamente en la camilla—Si no es mucha molestia preguntar, solo...ya sabes; curiosidad—se encogió de hombros con una pequeña sonrisa que la hizo corresponder

—El mundo dice tener un "don"—hizo comillas con los dedos—Es la cosa más maravillosa del mundo y que fui bendecida por tenerlo. Pero en realidad es una pesadilla porque el mundo espera tengas las respuestas—se acomodó en la silla al lado de su cama—Cuando lo haces desde que eres una niña es...lo peor—suspiró meneando la cabeza—Solo necesitaba dejarlo y elegir algo que me hiciera feliz—se encogió de hombros

—¿Y no le guardas un poco de cariño?—siguió preguntando

—Solía gustarme, probablemente cuando tenía como siete u ocho años, porque me decían estaba haciendo una diferencia y estaba salvando al mundo. Después comencé a darme cuenta que era un peso de una responsabilidad que no pedí y de la que no podía escapar, entonces comencé a resentirme—admitió acomodándose el cabello—Tal vez algún día eso cambie—se encogió de hombros otra vez, recibiendo su asentimiento suave—Mientras tanto ahora me preocupo sobre si es buena idea entrar al equipo de fútbol femenino de la escuela, unirme a las porristas o amar más a mis huesos—trató de bromear, haciéndola reír

Pasó todas las vacaciones de navidad pensando en cuanto resentimiento generó años de hacer algo que no le gustaba solo porque era una obligación para ella, ayudó haber pasado las fiestas en el hospital igual a otros años, aunque ese año recibió regalos de todas las enfermeras y, en lugar de hacer cirugías, fue ayudante en la repartición de regalos de nochebuena, lo que fue más divertido de lo que originalmente imaginó porque recibía brillantes sonrisas de los niños de pediatría y muchos le dieron abrazos como si ella hubiera sido quien compró los regalos

Little Lowell | 𝙍𝙚𝙚𝙨𝙘𝙧𝙞𝙩𝙖 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora