C-2: Guía de sobrevivencia escolar

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-¡¡Jan Di he venido a pedirte que te levantes más de tres veces!!- la mujer removió efusivamente a su hija, al ver que no daba resultado le arrebató el cobertor, la menor se removió en su cama y se hizo bolita, tal vez así no le dolerá la golpiza que se había ganado.
Su madre respiro, y con más ternura acaricio el cabello de su hija -¿Por que no te quieres levantar Jandi?

-Quiero regresar a mi antigua escuela mamá- se sentó en su cama y rogó a su madre con la mirada

-¡¿Es que tú estás loca?! -su madre se levantó de la cama , cambió el tono de su voz y miro a su hija- Sé qué el cambio te asusta Jan Di, pero está oportunidad no la puedes dejar pasar, ¿cuántas veces se le otorga una beca completa a un estudiante para ir a un colegio tan prestigioso cómo ese?

La chica bajó la mirada -quizá pocas veces-

-Pocas veces no, es casi imposible que eso suceda, quizá seas la primera becada en esa escuela, por favor dime qué vas a aprovechar la oportunidad... -Jandi miro a su madre a los ojos y asintió con pesar, tal vez debía comenzar a ser más optimista.

Llegó con poco tiempo a clase, después de disculparse se puso al corriente con su materia.
Ya había llegado la hora del almuerzo, se preparó mentalmente para afrontar cualquier tipo de situacion que le pudiera suceder pero se sorprendió al ver que todos pasaban de largo y se centraban en sus asuntos, de igual forma no bajó la guardia y desapareció del comedor en cuanto tuvo oportunidad.

Su hora de deporte comenzó casi al final del dia, ya con el uniforme puesto lamentó la poca condición física que tenía, apenas corría ya era ponchada con brusquedad por parte de los demás.
Su compañeros se burlaban de su poca capacidad para esquivar los golpes, para ese punto ya se había vuelto el objetivo en su clase, evitaba ser golpeada en el rostro y solo podía mantener los brazos en posición defensiva frente a ella, la hora termino y los demás comenzaron a irse dejando a una Jandi tirada a media cancha, la verdad es que estaba exagerando, los golpes si dolían pero no tanto como pensaba, se levantó por fin para poder cambiarse de ropa, estando en los vestidores la dejó devastada el hecho de que cambiaron su uniforme por uno más grande, pero río para sus adentros por la broma tan tonta, más tarde lo arreglaría con la secadora. Más tarde salió con el uniforme pareciendo más un abrigó.

En su casa se dió un baño más corto del que hubiera querido, se colocó bombillos de cristal y alcohol en la piel, cenó, hizo su tarea y pidió al cielo tener un sueño reparador.

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Más temprano en la mañana se preparó nuevamente para su día, llegó a la escuela y comenzó su clase, la hora de la comida llegó pero para su desgracia su lonchera desapareció, no tardó en saber dónde estaba, los contenedores descansaban tirados en el pasillo de los maestros, se alertó de inmediato y corrió a recogerlos, su madre quizá la mataría por perderlos si decidía darlos por extraviados, sin contar que llevaban su nombre grabado en letras bien grandes, sabía que sería reprendida por algún docente y se marcaría su historial de conducta. Recogió tanto como pudo y regreso para limpiar los restos de comida, los alumnos grabaron el momento donde trapeaba con rapidez el lugar, burlándose de ella por tomar el rol de intendente, le hizo poca gracia e ignoro el hecho de la grabación. Comenzó una clase nueva y se dirigió a su salón, para su sorpresa su asiento estaba llenó de chinchetas adheridas con pegamento que le picaron el culo y parte de las piernas, grito de dolor mientras los demás grababan, después consiguió una banca nueva y termino sus clases sin decir nada.

Ya en su casa se detuvo a pensar si debía decirle a sus padres o quedarse callada, Kang San entró a su habitación en ese instante.
-Hermana, estoy muy feliz de que estés en ese colegió, le conté a mis compañeros y no me creyeron hasta que les mostré tu vídeo heroico y tu carta de becaria, mamá también le contó a sus compañeros del sauna, todos están muy felices por tí-abrazo a su hermana con felicidad y salió de su habitación después de decir que fuera a cenar.
Esa noche Jan Di no tenía hambre así que aviso que no cenaría, cosa que agradó a su madre pues quería que su hija mantuviera la linea.

Amarte para siempre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora