siete.

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La primera vez que Jihoon interactuó con Hong Jae Yeol fue durante el almuerzo, unos días después del incidente con Jin Sung. Jihoon salía de los baños cuando vio al rubio casualmente apoyado contra el muro en el pasillo. El aire estaba impregnado del olor a desinfectante, y las luces fluorescentes arrojaban una luz blanca y fría sobre el lugar.

Hong Jae Yeol parecía absorto en sus pensamientos, con la cabeza ligeramente inclinada hacia abajo, el cabello rubio cayendo en mechones desordenados sobre su frente y ojos. Jihoon lo observó por unos segundos. ¿Qué estaba haciendo ahí? ¿Esperaba a alguien? Quizás no es que no hablara con nadie, sino que simplemente no se dirigía a nadie dentro del salón de clases.

Jihoon metió las manos en los bolsillos de su pantalón, ignorando el escozor, y se dispuso a dirigirse a la cafetería. Hyung-seok debía estar esperándolo, como se había hecho costumbre. Sin embargo, mientras divagaba, Hong Jae Yeol se separó del muro, y su cuerpo alto y esbelto se interpuso en su camino. Jihoon frunció el ceño y estiró el cuello hacia atrás para mirar el rostro semicubierto del chico.

"Tú... ¿quieres algo conmigo?" preguntó Jihoon unos segundos después, con un tono que nunca ayudaba a iniciar una conversación civilizada. Su voz resonó en el pasillo desierto, y el eco de sus palabras pareció rebotar en las paredes.

Mientras Jihoon se debatía sobre las posibilidades de esa interrupción en su camino, Hong Jae Yeol extendió su mano hacia él. Jihoon siguió el movimiento con cautela. Era cierto que el chico había intervenido durante su "pelea" con Jin Sung, pero no podía imaginar qué podría querer ahora. ¿Acaso esperaba un 'gracias'?

Le tomó unos segundos darse cuenta de que el chico le estaba ofreciendo algo en su mano. Jihoon notó lo largo de esos dedos pálidos, la piel casi translúcida bajo la luz artificial, y lo suave que parecía su piel. Parpadeó confundido y alzó su vista de regreso al rostro del chico, que permanecía impasible

Alto y esbelto, su figura destacaba en cualquier multitud. Su rostro tenía una estructura angular, con pómulos marcados y una mandíbula definida, dándole una apariencia casi etérea. Era claramente llamativo y atractivo, incluso con ese peinado tan ridículo.

"¿Qué? ¿Me estás dando esto?" preguntó desorientado, sintiéndose torpe.

Hong Jae Yeol no dijo nada, solo asintió brevemente. Jihoon volvió a parpadear y bajó su mirada de regreso a la pequeña caja rectangular de apósitos que el chico tenía en la palma de la mano. Era una caja sencilla, blanca con inscripciones ilegibles de reverso, claramente una compra de última hora en la farmacia cercana.

Entonces alzó las cejas al comprender y sacó una mano de sus bolsillos. Se miró la línea rojiza que despellejaba la piel de sus nudillos, una herida reciente y aún dolorosa. Miró al chico; él debió notar sus nudillos rotos durante la clase, ya que se sentaban uno al lado del otro.

Ni siquiera Hyung-seok lo había notado esa mañana.

Jihoon abrió los labios, pero los cerró rápidamente. Sus cejas se fruncieron otra vez. En ese caso, ¿por qué se los ofrecía? ¿Qué podría motivar a Hong Jae Yeol para semejante gesto a un extraño?

"No te pedí eso," dijo Jihoon, con una mezcla de desconfianza y sorpresa. El chico no dijo nada, simplemente continuó extendiendo su palma hacia Jihoon. Este lo observó por un momento, sintiéndose aún más confundido. Finalmente, con un suspiro resignado, tomó la caja de apósitos.

"Bueno, si insistes," murmuró Jihoon, luego alzó los hombros en un gesto de fingido desinterés "como quieras, lo aceptaré". añadió, desviando la mirada a los muros, a cualquier parte menos ese chico extraño.

Hong Jae Yeol asintió una vez más antes de volver a apoyarse en el muro, como si nada hubiera pasado. Jihoon se alejó, todavía perplejo, sintiendo el peso del pequeño gesto de amabilidad en su mano.

El lenguaje del mar | LookismDonde viven las historias. Descúbrelo ahora