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Viejas fotografías.

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Despertó gracias al ruido de los ronquidos de su amigo, él permanecía dormido sobre unas mantas que se le habían colocado en el suelo para que pudiera estar algo cómodo, sin embargo el suelo no ayudaba del todo. Miró a su amigo con algo de envidia, no había querido cederle su cama pese a la insistencia de su padre y además no tenía la decencia de dejarlo dormir con sus ronquidos.

—João, deja de roncar, parece que te vas a ahogar.—Dijo con la voz algo adormilada, tallando sus ojos con sus dedos.

Aunque no hubo respuesta y ni siquiera la esperaba. Se levantó del suelo y salió de la habitación en completo silencio, con el objetivo de ir a por un vaso de agua, aunque apenas bajar las escaleras escuchó el ruido de la televisión del salón, asomándose y encontrándose con Ricardo, el padre de João.

—¿Qué haces despierto tan tarde?—Preguntó el adulto al mirarlo.

—Vine por algo de agua y João es un poco ruidoso.

El brasileño rió.—Lo sé, hasta acá puedo escuchar sus ronquidos.

—¿Y qué está viendo?

—Fútbol.

—¿A esta hora?

—Bueno... Soy un gran fanático, no podía perderme un partido de la Europa, puedes sentarte a verlo, si quieres.

Ronaldo asintió con una sonrisa y se acercó tomando asiento en el sofá.

—¿Y a quien apoyas?

—A Portugal, un poco evidente...

—Sonrió algo apenado sin apartar la vista del televisor.—Por supuesto, lamento la pregunta tonta.

—¿Y usted?

—Hm... Bueno, soy fanático de la selección de Alemania, pero ¿Cómo negar el rendimiento de Portugal u otras selecciones?

—Hm, ¿Y de Europa? ¿Es hincha de algún equipo?

—Soy del Milan, ¿Y tú?

—Manchester y un poco del Madrid.

—Madrid, mi hijo es más del Barça, me temo que no le he enseñado bien de fútbol.

Ronaldo rió a carcajadas ante las palabras del adulto, aunque terminó por cubrir su boca al recordar que era muy noche y João dormía.

—Lo sé, también es un poco del Chelsea, creo que sólo quiere ir en mi contra.

—No lo dudes, le gusta hacerlo, cuando él era más joven y estaba en plena adolescencia sólo quería llevarme la contraria y hacer cualquier cosa para sacarme canas verdes. Una vez pegó papeles en el techo del baño de su escuela, tuve que pagar por la pintura nueva y quitar los papeles del techo.—Recordó con nostalgia y una sonrisa radiante.—¿Y tú? ¿También eras un joven rebelde?

—Bastante, muy probablemente yo haya sido quien convence a la gente de pegar papeles en el techo.

Ambos rieron juntos y se miraron brevemente, el partido pasó a estar en un segundo plano y se concentraba en hablar.

—¿Entonces usted jugaba fútbol?

—Claro, ¿Quién crees que le enseñó a João esos autopases?

—Y a tener pulmones de hierro.

"Marry my dad" CriskáDonde viven las historias. Descúbrelo ahora