Terence Grandchester volvió las dos siguientes noches al salón Alba, solo con la intención de distraerse y disfrutar su viaje ya que sabía que una vez pisada tierra norteamericana no tendría el tiempo suficiente para distracciones, sobre todo si quería conseguir un permiso para regresar a Londres y contraer matrimonio con Susana, aunque en el fondo lo que deseaba era volver a ver a aquella joven que tanto lo impresiono, por desgracia no corrió con suerte.
Terry tenía clavada la mirada en el libro que sostenía en sus manos, el vapor que salía de la taza de café que había frente a él llego a sus fosas nasales, hizo el libro a un lado y dio un sorbo a la bebida, volvió a lo que hacía, minutos después unas damas que se encontraban en la mesa contigua comenzaron a cuchichear, distrayéndolo de su lectura.
̶ ¡Que descaro presentarse aquí con damas como nosotras!
̶ Yo vi a los dos tipos salir del camarote esta mañana.
̶ ¿Qué cosas no harían, con esas... señoritas?
Lo comentarios parecían poner en tela de juicio la reputación de algunas de las pasajeras, «por cosas como estas es que prefiero desayunar solo en el camarote», pensó el joven mientras entornaba los ojos y cerraba su libro de golpe, lo dejo sobre la mesa, estaba dispuesto a regresar a su habitación, tomo la taza para darle un último sorbo, cuando levanto la vista y el vapor de su bebida se dispersó, sus ojos encontraron una silueta femenina justo delante suyo.
Había dos jóvenes sentadas en la mesa de enfrente, una morena y otra rubia, podía apreciar el perfil de ambas, la morena y que sabía se llamaba Annie Britt hablaba con el mesero, mientras la rubia se acomodaba la servilleta sobre el regazo, ambas vestían diferente a la otra noche, usaban vestidos más discretos, menos accesorios y su comportamiento era mucho más refinado.
«¡Así que hablaban de ellas!»
En ese momento el joven entendió que las damas de buena conciencia censuraban a las dos chicas por su conducta, que por lo que había visto la otra noche en el salón Alba, parecía ser muy liberal.
Terry dejo la taza de café sobre la mesa, tomo el libro y lo abrió, tratando de ocultar que las espiaba. Ambas parecían haber trasnochado, pero a la rubia se le notaba más el cansancio y las ojeras, aunque quiso disimularlo con maquillaje.
Minutos después se les unieron los dos tipos que las acompañaban la otra noche.
̶ Miren la cara del joven Alistear Cornwall.
̶ La señorita White no debió dejarlo dormir.
Los comentarios mal intencionados no se hicieron esperar.
«Así que su apellido es White», Terence seguía mirando a la chica rubia.
El joven observo al cuarteto en todo momento, analizaba su comportamiento era muy evidente la relación que había entre la señorita Britt y el más joven de los chicos, pero la rubia y el joven de anteojos parecían ser solo amigos.
En ese momento entro al lugar un hombre alto, con porte elegante, en su rostro se dibujaban algunas líneas de expresión en su entrecejo y en la comisura de sus ojos oscuros.
En cuanto visualizó al grupo de jóvenes camino hacia ellos, la expresión de los hermanos Cornwall fue de fastidio, para Terry fue muy fácil adivinar que el tipo no era de su agrado, pero en cuanto llego con ellos ambos sonrieron hipócritamente.
«La falsedad de las relaciones humanas, conozco bien ese sentimiento, tener que dar buena cara a alguien que aborreces», pensó Terry.
El joven miro a la rubia, la rigidez en su espalda, el nulo contacto visual con aquel hombre y el tener que dibujar una sonrisa forzada evidenciaron su tensión.
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Pasión Indomable
أدب الهواةFanfic Candy Candy En la vida nada está escrito, mucho menos en el amor. Una propuesta de trabajo para el Arq. Terence Grandchester lo hace cambiar de residencia, es así como emprende un viaje desde Inglaterra a los Estados Unidos, sin imaginar que...