Capítulo 17.

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Derrame todo, los contratos que no se renuevan porque su fe estaba en mi padre y no en la propia empresa, sobre todo ahora que la dirige lo que ellos consideran una niña. No importa que pagué mis cuotas, que aprendí todo lo que mi padre pudo enseñarme. Ciertamente no importa que muchos hombres de mi edad y en el mismo tipo de posición heredada sean tomados mucho más enserio.

Los pequeños fallos que se han acumulado tan rápidamente en una montaña que no estoy segura de poder escalar. Es solo a través de la pura autopreservación que me las arreglo para detenerme sin hablar de la cuenta de Henderson.

No importa. Aizawa sabrá suficientes detalles al respecto para saber que yo también estoy fallando aquí. Mira por la ventana durante un largo momento.

-¿Café?- Parpadeo.

-¿Te digo todo eso y todo lo que puedes decir en respuesta es café?

-¿Bebes café o no, Kaori?- Cruzo los brazos sobre el pecho. No me importa si parezco estar haciendo pucheros. Toda esta conversación ha sido un gran campo minado y siento que Jonas simplemente me arrojó a uno sin previo aviso.

-Sí, bebo café negro. -Se levanta y hace un trabajo rápido. La máquina es una de café sofisticado que tarda treinta segundos en preparar una olla completa, por lo que es solo una brevepausa antes de que deslice una taza frente a mí y vuelva asentarse. Aizawa gira su taburete para mirarme.

-¿Quieres la dura verdad o quieres que te eche humo por el culo?

-No necesito que me cuiden, es algo que nunca he pedido, nunca quise.

-En ese caso...- Se encoge de hombros.- Tú eres la razón por la que esto está sucediendo.- Me eché hacia atrás como si él extendiera la mano y me diera una bofetada.

-Vaya. Gracias por la dura verdad. ¿Crees que no lo sé ya?

-Pon tu orgullo en el asiento trasero y escucha.- Arquea las cejas. -O puedes hacer un ataque y podemos dejar de hablar de esto y volver a follar, sería más sencillo así.

No era mi intención confesarle mis miedos y obviamente él es una basura cuando se siente cómodo. Aún así, pedí la dura verdad y necesito poder aceptarla.

-Por favor continua.- Algo en sus ojos se suaviza un poco ante eso, pero su tono es tan serio como siempre.

-No eres tu padre, Kaori. Estás tratando de emular la forma en que hizo negocios y no va a funcionar. Necesitas encontrar tu propio camino y estilo, eso lleva tiempo. Algunas de esas cuentas se cancelarán debido a una variedad de razones que están fuera de su control. Aferrarse a eso como un fracaso solo lo convertirá en una profecía autocumplida. Y entonces realmente fallarás.

-No tengo tiempo. Si seguimos perdiendo cuentas...

-Tienes tiempo. Deja de priorizar las cosas incorrectas y trabaja en fortalecer las relaciones con los clientes que ya confían en ti. Si los descuidas porque estás persiguiendo a los que ya se han ido, entonces estás realmente en problemas.

-No es tan simple.

-No. Joder, no. No es sencillo. Este tipo de cosas es la razón por la que salí del negocio cuando lo hice. Soy demasiado terco y no se me da bien la mierda de politiquería pero tu padre lo es y tú también, solo necesitas cambiar las prioridades.

Cojo mi taza, más por algo que hacer que porque el café está aun a temperatura potable. -Hacer las cosas de esa manera cambiará mucho.

-Quizás las cosas necesiten cambiar.- Se encoge de hombros.

-Tu padre no te habría dado la empresa si no creyera que podrías administrarla con éxito, él te adora como una mierda, pero no es tonto. Hay gente cuyo sustento depende de que tengas éxito

-Gracias por ese recordatorio.- digo débilmente.

-Sin presión.- El resopla. -Estás haciendo un gran trabajo presionándote a ti misma. Como esta mierda con el trabajo de Henderson. Se saluda así mismo. -No soy el único héroe que existe, y ni siquiera estoy cerca del mejor, hay muchas personas prometedoras que pueden hacer lo que yo hago y hacerlo mejor y más barato. Lo sabes, pero te dejas tanto temer al fracaso que incluso dejas de registrar las otras opciones.

Puede que tenga razón. Demonios, probablemente lo sea, todavía pica algo feroz.

-Realmente no quiero hablar de ese cliente.

-Tienes las cosas cubiertas, Kaori. Confía en ti misma lo suficiente para llevarlo a cabo.

Algo parecido a la ira se enciende en mi pecho. -No me conoces, no sabes lo que hago o no tengo cubierto.

-Sé lo sufuciente.- Ahora es su turno de apartar la mirada. -¿No crees que no escucho hablar de ti todo el puto tiempo? Es molesto como el infierno.

-Siento mucho que las noticias sobre mí sean molestas, deberías decirle a los que sean que se detenga.

-Si hago eso, tengo que decirles por qué. -Me mira con ojos casi demasiado intensos. -Entonces tengo que decirle que me he estado masturbando al gusto con la hija de mi mejor amigo durante seis putos años, y esa no es una conversación que vaya a tener nunca.

El shock me roba la ira. -¿Qué.

-¿Es eso tan sorprendente?- Da una sonrisa que se parece más a una mueca. -Joder, Kaori. Ni siquiera lo dudé anoche, me diste luz verde y puse mis dedos en tu coño segundos después.

Me estremezco. Obviamente sé que me desea, Aizawa no es del tipo que tiene sexo con alguien que no le interesa, y mucho menos el tipo de sexo intenso que hemos tenido. Pero hay algo en el hecho de oírle admitir que me ha deseado tanto como yo a él que borra la poca preocupación que tenía al respecto.

-Bueno, me encontraste tocándome con los dedos con la cara en tu almohada.

-Si, lo hice.- Sus labios se curvan un poco. -Me sorprendió mucho.

Esta conversación se siente un poco como caminar por la cuerda floja sobre un pozo de cocodrilos.

-La gente también habla mucho de ti.- Finalmente admito. -Lo encuentro igualmente molesto por exactamente las mismas razones.

Aizawa exhala lentamente. -Qué par hacemos.

-¿Puedes decir eso de nuevo?-  Tímidamente bebo mi café. Apenas hace frío para beber, pero está bien.- Esto es realmente bueno.

-Lo sé.- Las cosas amenazan con volverse incómodas, así que reúno los jirones de mi orgullo.

-Gracias por tu consejo. Lo pensaré.- Aizawa bebe su café, concentrado en la lluvia que cae en sábanas fuera de la ventana.

-Lo resolverás de una forma u otra.- La tranquila confianza en su voz no es fingida. No creo que él sepa fingir algo así, es demasiado franco, demasiado honesto, nunca diría tal cosa si no lo dijera en serio. Ese conocimiento me calienta mucho más de lo que debería. Mis padres creen en mí, pero son parciales, incluso cuando la cago, actúan como si caminara sobre el agua, nunca se les ocurriría que pudiera fallar, lo mismo ocurre con mis amigos, ofrecen consejos cuando quiero, pero no están en esta industria y realmente no conocen todas las trampas que me esperan. Aizawa lo hace. Todavía está convencido de que lo resolveré.

-Gracias .- finalmente me las arreglo.

-No me agradezcas, es la verdad.- Deja su taza y me presta
toda su atención.- Me gustaría que hicieras algo por mí.

El calor está de vuelta en su mirada, lo que indica que estamos cambiando a un territorio más seguro, más sexy.

-Okey.

-¿No vas a preguntar qué es?- Arquea las cejas.- Tienes mucha confianza en mí, nena.

La cosa es... que lo hago. Confío muchísimo en él. Mucho más de lo que debería en doce horas de follar. Sin embargo, tiene sentido, incluso si solo he visto a Aizawa de pasada desde esa fiesta deNavidad, sigue siendo un pilar en mi vida. Uno invisible la mayor parte del tiempo, pero mi padre realmente habla tanto de él, es como si estuviera constantemente en la habitación. Sé mucho más sobre él que sobre alguna persona cualquiera con la que me relacione.

Me lamo los labios. -¿Que te gustaría que hiciera?

Jonas se inclinahacia atrás.- Hazme galletas.

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⏰ Última actualización: Sep 15, 2024 ⏰

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El amigo de mi padre (Aizawa y tú)+18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora