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Se sentía extasiado. El hecho de quien el llamaba su dios tenía una hermana lo volvía aún mejor.
Eras la copia perfecta de tu hermano. Esa mirada sin interés alguno y la forma en la que veías a los demás sobre tu hombro como unos plebeyos que no tenían ni el mínimo derecho de recibir tu atención.
Pero tuviste la modestia de brindarle un lugar para el y el simplemente lo aprecio tanto.
—“Callate”—Ordenaste estirando de su cabello.
Estuvo soltando pequeños comentarios que no hacían más que fastidiarte.
Tu mirada bajo a el de nuevo. Arrodillado ante ti y con su cabeza hundida entre tus piernas comiéndote el coño,como un buen chico.
Tu cuerpo volvió a estremecerse cuando su boca se cerró alrededor de tu clítoris mamando sin parar.
Estirando un poco más de su cabello soltando gemidos y suspiros de placer.
Sus ojos fueron a tu rostro apreciando cada una de tus facciones. Tus labios entreabiertos,tus ojos levemente entrecerrados y tus mejillas rojizas,una vista magnífica.
—“Eres tan bonita”—Su lengua lamió toda tu raja lamiendo esos fluidos que brotaban de tu excitación.
Volvió a hacerlo,murmuró elogios sobre lo fabulosa y majestuosa que eras venerando todo de ti como lo hacía un subdito a su rey.
Su lengua paseándose por tus pliegues causando que arquees tu espalda y tus caderas se acerquen más a su rostro.
Saboreaba tu coño gozando de su dulce sabor,no importaba si estirabas todo su cabello o lo maldecías,el está tan concentrado en devorar tu resbaladizo coño que lo demás no existe.
—“E-endo”—Y esa era la mejor parte,cuando gemias su nombre.
Absorbiendo de nuevo y cuando tu agarre en su cabello se volvió el doble de fuerte supo que te estabas por correr y el esta dispuesto a tragarse todos tus jugos.
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