Prólogo: Lazo roto

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Mina había esperado por mucho tiempo aquél momento en el que se encontraba, aún cuando era una Alfa inexperta, había formado su pequeña familia a sus 21. Su omega estaba siendo ayudada en el hospital cercano a su zona, allí la atendían Betas especialistas en el tema por lo que estaba tranquila aunque la espera la estuviera matando.

—¿Señorita Myoui?—Una voz la hizo levantarse, vió a una de las doctoras Beta acercarse con una leve sonrisa—. Puede pasar a ver su cachorro.

Se sintió más nerviosa de repente, como si no pudiera dar más de dos pasos sin querer saltar y gritar que por fin tenía su primer retoño. Su lobo se retorcía de felicidad en su interior buscando aullar para ser escuchado, pero se contuvo siguiendo a la doctora quien la guió a la sala de partos donde estaba su esposa.

A medida que se acercaba a la habitación pudo sentir el olor a lavanda suave emanando de esta, con feromonas de cansancio y felicidad. Aunque sintió muy tenue este sentimiento de su omega, entró mirándola con una preciosa bebé en sus manos a quien miraba como si fuera un pedazo del cielo mismo. Se acercó llamando la presencia de su esposa viendo como lloraba de felicidad extendiendo su mano para tomar la suya, ambas apretaron sus manos mientras Mina sentía su cuerpo temblar.

—Es nuestra pequeña cachorra, Mina—Sus ojos llenos de lagrimas le sonrieron, su adorada omega le ofreció entonces que cargara a su bebé—. Puedes cargarla...

La Alfa se negó al principio, pero después tomó el pequeño cuerpo entre sus brazos sintiendo que cargaba lo más frágil que algunas vez haya tenido en sus brazos. Sonrió al verla de cerca, dio un besito pequeño en su frente y decidió volverse hacia su omega.

—Chae, es hermosa...Nuestra hija—No pudo contener más las lagrimas. Chaeyoung sonrió feliz, pero con debilidad.

Mina borró su sonrisa al ver que comenzaba a cambiar su expresión y que las pulsaciones en la pantalla bajaban haciendo que la maquina comenzara a sonar. Frunció el ceño confundida mientras los doctores volvían a entrar, todo ocurría tan rápido para lo aturdida que se encontraba por la mezcla de emociones.

—Tendremos que evacuarla, su esposa entró en paro. Perdió mucha sangre en el parto—La misma doctora de antes le informó tomando a su cachorra en brazos—. Por favor, hágalo ahora.

Mina salió como pudo dándole una última mirada a su esposa quien tenía el pecho descubierto a un lado de los doctores que preparan los desfibriladores. Entonces lo sintió, cuando estuvo de nuevo en la sala de espera un dolor fuerte en su pecho la hizo sentarse con dificultad. Comenzó a llorar con fuerza, su lobo interior lloraba de peor forma, desesperadamente y con agonía. No podía respirar, intentaba tomar buenas bocanadas de aire, pero no parecían ser suficientes.

—M-i Mi o-omega...—Jadeó entre sollozos, el dolor se expandió a su cabeza, sentía que explotaría en cualquier momento.

Algunos de los enfermeros betas se acercaron, preguntaban qué le pasaba y que dijera sus síntomas como si no vieran que estaba apunto de desfallecer. Su Lobo clamaba ir por su Omega a esa sala donde la había dejado con su cachorra, pero ella no dejaba de pensar en que debía dejar a los doctores hacer su trabajo.

—Señorita...

—No...morir.

Sintió que cayó de rodillas y después todo se puso negro.

[...]

Las pequeñas manos de Jiwoo limpiaron sus lagrimas haciendo que sonriera en su pena. Mina tocaba la lapida de su omega, desolada y triste, después de tres meses. Había ido cada día sin falta, incluso cuando no tenía quien cuidase a Jiwoo, ahora la llevaba porque ya era un poco más grande.

Single Alfa | MinayeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora