CAPÍTULO 1
Cada mañana, me despierto con la suave melodía de mi alarma junto a la mesita de noche. La cálida luz del sol acaricia mi rostro, motivándome a comenzar el día con energía y optimismo. Aunque no estaba muy emocionada por ir al colegio, tampoco me sentía triste. "-Buenos días, mi querido amigo-" le dije a mi gato mientras acariciaba su pelaje, sumida en mis pensamientos.
Salí de mis pensamientos al escuchar la voz de mi madre llamándome desde la sala. "-Hikari sato-". Escuchar mi nombre completo significaba que algo no iba bien o que estaba molesta. A decir verdad, nuestra relación no es la mejor, así que no me preocupaba demasiado.
Al levantarme de la cama, abrí la puerta de mi habitación y descendí las escaleras al compás de las quejas de mi madre, las cuales decidí ignorar. En la cocina, preparé un plato con leche y cogí una caja de cereal, mientras le dirigía a mi madre un suave deseo: "-Espero que te vaya bien en el trabajo, madre-". Su mirada de reojo encontró la mía y escuché su respuesta: "-Gracias hija, lo mismo te deseo en la universidad-". Sin más preámbulos, abrió la puerta de la sala y salió de casa. El eco de su partida se mezcló con el sonido de la puerta al cerrarse, provocándome un leve suspiro.
Después de terminar mi desayuno, me dirigí a mi habitación para ducharme y prepararme para la universidad. Al salir del baño con la toalla envuelta alrededor de mí, me acerqué al espejo y observé mi reflejo con cierta vacilación. Mi mirada se detuvo en una fotografía de mi padre, quien falleció en un accidente automovilístico. Un pesado suspiro escapó de mis labios mientras colocaba la foto con cuidado en la mesita de noche junto a mi cama.
Al terminar de cambiarme y maquillarme un poco, me despedí de mi gato, agarré mi bolso y salí de mi habitación, cerrando la puerta detrás de mí. Bajé las escaleras hacia la sala y, tras abrirla, la cerré de nuevo al salir. Comencé a caminar hacia la universidad, que afortunadamente no quedaba tan lejos. En apenas 10 minutos llegué al campus y me senté en el patio donde se encontraban los demás estudiantes.
Permanecí sentada mientras observaba cómo los demás se divertían, mientras yo dibujaba en mi cuaderno o simplemente escuchaba música. De repente, vi a un chico jugando con una pelota de fútbol que tropezó y cayó sobre mí. "- ¡Ay! ¿Estás bien? -" pregunté, sintiéndome adolorida por el golpe en la cabeza contra el suelo. El chico se levantó, me miró fijamente a los ojos y respondió: "- Sí, estoy bien, lindura -", me dedicó una sonrisa y se alejó con su balón.
Me quedé atónita por el comentario de "lindura", una expresión poco común hacia mi persona, más aún viniendo de un chico al que nunca había visto .
𝐧𝐨𝐭𝐚 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐚𝐮𝐭𝐨𝐫𝐚:
𝐞𝐬𝐩𝐞𝐫𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐥𝐞𝐬 𝐠𝐮𝐬𝐭𝐞 𝐥𝐚 𝐡𝐢𝐬𝐭𝐨𝐫𝐢𝐚 𝐞𝐬𝐭𝐚𝐫𝐞 𝐡𝐚𝐜𝐢𝐞𝐧𝐝𝐨 𝐞𝐥 𝐬𝐞𝐠𝐮𝐧𝐝𝐨 𝐜𝐚𝐩
𝐛𝐚𝐲 𝐥𝐨𝐬 𝐚𝐦𝐨 ʕ•ᴥ•ʔ
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realmente me ama?
Teen FictionHikari Sato es una joven con una mirada serena y profunda, reflejo de su espíritu tranquilo y resiliente. Su cabello oscuro enmarca un rostro delicado iluminado por la suave luz matutina que parece bailar en sus ojos avellana. A pesar de las posible...