Joans se encontraba en un estado de somnolencia inducida, atrapado en un laberinto de sueños fragmentados y recuerdos distorsionados. Las voces y las imágenes se mezclaban en un torbellino de sensaciones, como fragmentos de una película proyectada en rápida sucesión.
En su ensueño, se vio a sí mismo caminando por calles familiares de Londres, pero los edificios y los rostros de las personas eran borrosos, como si estuvieran cubiertos por una fina capa de neblina. Cada paso que daba resonaba con un eco distante, como si estuviera persiguiendo algo que se desvanecía cada vez que se acercaba.
De repente, se encontró frente a un espejo. Su reflejo era una mezcla de quien era ahora y quien había sido en el pasado: un hombre atrapado entre dos realidades, luchando por reconciliar los fragmentos dispersos de su vida. Sus ojos reflejaban confusión y anhelo, como si estuviera buscando respuestas en un laberinto sin salida.
Una figura oscura apareció a su lado, una sombra que se movía con gracia y misterio. Joans sintió un escalofrío recorrer su columna vertebral mientras la figura extendía una mano hacia él, invitándolo a seguir adelante. La voz de la figura resonaba en su mente, palabras que eran familiares pero difíciles de comprender en su totalidad.
"No puedes escapar de ti mismo, Joans", susurró la figura con una mezcla de advertencia y comprensión. "El pasado y el presente están entrelazados en ti, como hilos en un tapiz. Debes enfrentar lo que has olvidado."
Joans intentó hablar, pero las palabras se atascaron en su garganta. Su corazón latía con fuerza mientras la figura lo rodeaba con una aura de enigma y revelación. Cada pensamiento parecía resonar en el silencio de su mente, formando un eco persistente de dudas y certezas entrelazadas.
En otro fragmento de su sueño, se encontró en un campo verde bañado por la luz del sol. El olor a hierba fresca y flores silvestres llenaba el aire, evocando recuerdos de días más simples y menos complicados. Pero incluso aquí, en este paisaje idílico, la sombra de la incertidumbre lo seguía de cerca, recordándole que la paz era frágil y efímera.
El sueño se volvió más oscuro, como si una nube negra se hubiera deslizado sobre el cielo azul. Imágenes de rostros desconocidos y lugares olvidados parpadearon frente a él, una danza caótica de memorias enterradas y verdades ocultas. Joans luchó por agarrar los hilos dispersos de su historia, pero cada intento parecía llevarlo más profundamente hacia la oscuridad.
En el centro de todo, una voz familiar resonó como un faro en la tormenta. Era la voz de Jezebel, suave pero insistente, llamándolo desde la distancia. Joans trató de alcanzarla, pero sus manos pasaban a través de sombras insustanciales, como si estuviera atrapado en un sueño del que no podía despertar.
La voz de Jezebel resonaba en su mente, como un eco lejano que se desvanecía entre los pliegues de su consciencia. Joans se esforzaba por captar cada palabra, pero la realidad y la ficción se entrelazaban de manera confusa, como si estuviera atrapado en un laberinto sin salida. Intentó moverse, pero su cuerpo parecía pesado y desconectado de sus deseos.
En su ensueño, las imágenes se desvanecían y se transformaban, mostrándole escenas de su pasado entrelazadas con visiones del futuro incierto. La figura oscura seguía a su lado, sus palabras resonaban con un peso que Joans apenas podía soportar. "Debes recordar quién eres realmente", insistió la figura, sus ojos ocultos tras una máscara de sombras.
El campo verde y soleado se desvaneció, reemplazado por un callejón estrecho y oscuro. Joans se encontró de pie frente a una puerta cerrada, la madera gastada y las bisagras oxidadas. Cada golpe resonaba como un latido en su pecho, una llamada a la acción que se perdía en el silencio del sueño.
Las memorias se agolpaban en su mente, momentos de felicidad y dolor entrelazados en una maraña inextricable. Imágenes de Jezebel y Hanna se superponían, sus risas y sus lágrimas formaban un collage emocional que lo envolvía en un torbellino de emociones encontradas. ¿Qué era real y qué era ilusión?
La voz de Jezebel se intensificó, un eco desesperado en medio de la confusión. "Joans, despierta", susurró, su tono mezclado con un toque de urgencia. "No puedes dejar que te atrapen en este sueño."
El dolor punzante en su pecho lo sacudió de su letargo, un recordatorio físico de la batalla interna que libraba. Cerró los ojos con fuerza, intentando encontrar una salida de ese laberinto onírico. Cada respiración se convirtió en un anhelo por la claridad, por la verdad que se escondía detrás de los velos de la memoria
El sueño parecía resistirse a disiparse, aferrándose a él como un manto oscuro. Joans luchó por mantenerse a flote en ese mar de sueños y recuerdos distorsionados, buscando desesperadamente una conexión perdida con su propia identidad.
La figura oscura se acercó una vez más, su presencia envuelta en un aura de enigma y revelación. "No puedes huir de ti mismo, Joans", susurró la figura con solemnidad. "El pasado y el presente están entrelazados en ti. Debes recordar quién eres realmente."
Joans sintió un estremecimiento recorrer su espina dorsal mientras la figura extendía una mano hacia él, invitándolo a cruzar el umbral de lo desconocido. Sus pensamientos resonaron en el silencio de su mente, formando un eco persistente de dudas y certezas entrelazadas.
El sueño se desvaneció lentamente, como si las sombras se retiraran para revelar un destello de claridad. Joans se encontró de pie en medio de la oscuridad, la respiración entrecortada y el corazón palpitando con fuerza. La voz de Jezebel resonaba aún en su cabeza, un eco lejano que se desvanecía entre los pliegues de su consciencia.
Joans se enfrentó al silencio que envolvía la habitación, luchando por mantener viva la sensación de conexión que había experimentado en su sueño. La figura oscura había desaparecido, pero sus palabras resonaban como un eco persistente en su mente. "No puedes huir de ti mismo, Joans... Debes recordar quién eres realmente."
En el borde de la realidad y el sueño, se aferró a un pensamiento, un mantra que resonaba con fuerza dentro de él: "No olvides a Jezebel". Las palabras se convirtieron en un faro en medio de la oscuridad, una afirmación que se aferraba a su identidad como una cuerda en el abismo.
Con cada latido de su corazón, Joans se esforzó por mantener viva la imagen de Jezebel, su voz suave y sus ojos llenos de significado. Aunque el sueño se desvanecía, la sensación de urgencia persistía, como si hubiera una verdad crucial que debía recordar.
Fue entonces que despertó completamente confundido...
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Ecos de un Amor Perdido
Novela Juvenil"Ecos de un Amor Perdido" es una historia conmovedora sobre el amor efímero y el dolor duradero de la pérdida. Jezebel, una joven apasionada por la mitología y las historias antiguas, se encuentra atrapada en el torbellino de un romance con Joans, u...