El asesinato

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La ciudad estava en llamas. El ruido de las sirenas y los gritos de la gente llenaban el aire. Yo, Alex, estaba en el centro de la acción, con mi pistola en la mano y mi corazón latiendo a mil por hora.

Había recibido una llamada anónima minutos antes, advirtiéndome que mi hermana, Sarah, estaba en peligro. Me precipité hacia su apartamento, pero cuando llegué, era demasiado tarde. Sarah yacía en el suelo, con un disparo en la cabeza.

Mi mundo se derrumbó en ese momento. La policía llegó pronto, pero yo ya había visto suficiente. Sabía que tenía que tomar la justicia en mis propias manos.

Comencé a investigar, siguiendo un rastro de pistas que me llevaron a un grupo de criminales poderosos. Estaban detrás del asesinato de Sarah, y yo estaba decidido a hacerles pagar.

Mientras examinaba el apartamento, encontré un pedazo de papel en el suelo, cerca del cuerpo de Sarah. Era un mensaje, escrito con sangre: "Ella era solo el principio".

Me sentí una ira y una determinación que nunca había sentido antes. Sabía que tenía que encontrar a los responsables y hacerles pagar por lo que habían hecho.

Comencé a investigar, hablando con los vecinos y los testigos, pero nadie parecía saber nada. Era como si todos estuvieran demasiado asustados para hablar.

Pero yo no me rindí. Seguí investigando, siguiendo cada pista, cadalead, cada rumor. Y finalmente, después de días de búsqueda, encontré algo.

Un nombre: Victor Vex. Era el líder del grupo de criminales que había asesinado a Sarah. Y yo estaba decidido a hacerle pagar.

Me dirigí a la sede de la organización de Victor, un edificio abandonado en el lado oscuro de la ciudad. Me acerqué sigilosamente, evitando las cámaras de seguridad y los guardias.

Cuando llegué al interior, encontré a Victor sentado en una silla, con un cigarro en la boca y una sonrisa en el rostro.

Bienvenido, Alex", me dijo, con voz suave y peligrosa. "He estado esperando a que llegaras".

Me acerqué a él, con la pistola en la mano, lista para disparar. Pero Victor no parecía asustado. De hecho, parecía divertido.

"¿Qué quieres, Alex?", me preguntó, con una risa cruel.

"Quiero que paguen por lo que hicieron", le dije, con voz firme.

Victor se rió de nuevo. "Eso no es posible", me dijo. "Yo soy intocable".

Me sonreí. "Eso vamos a ver", le dije, y apreté el gatillo.

Sombra de VenganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora