Capítulo 29

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Lucas desvío la mirada hacía el cuarto de su hermano, él había mantenido el perfil bajo durante dos días y por su parte tampoco tomó la iniciativa de crear una conversación. En la tarde, Bruno apareció en la casa con la sonrisa que lo caracterizaba y despertó una repentina idea sobre abrir un canal de Youtube en donde comentaría sobre los libros y películas.

— ¿Qué piensas? ¿Podré triunfar? ¿O...es una pérdida de tiempo?

— Si te gusta, hazlo. —Respondió de una forma breve al beber el vaso de agua, poniéndose cómodo sobre el sofá.— Pero debes de estar preparado para el fracaso, porque llegará.

— ¿Tienes que recordarmelo? Prefiero ignorarlo y-

— Es algo inevitable.

— Lo sé, pero no quiero pensar en esa posibilidad. —Resopló al terminar de comer el postre que había encontrado en la despensa, Bruno pudo ver como aquella manía de su mejor amigo con mover la pierna desenfrenadamente, él conocía aquel síntoma y lo que significaba.— Entonces ¿César, ya lo sabe?

— Sí, al parecer mi padre va a cumplir su promesa.

— ¿Lo vez? Y tu diciendo que tiene un preferido, yo sé que tu padre no es bueno demostrando sus sentimientos pero estoy seguro de que te quiere. No puedes decir que no, porque mi padre no es el tuyo. —Bromeó con su situación, al sonreír.—

— Eso parece... —Dijo no muy convencido de sus propias palabras, porque en el fondo de su corazón él lo sabía.—

                                    ∞∞∞

La señora Matilde salió de casa, como vivía sola pasaría a ver a una vieja amiga dueña de una tienda de ropa y después podría descansar en la casa heredada por sus padres hace mucho tiempo, como todas las noches recibía mensajes por parte de César quién preguntaba si llegó bien, él era como un hijo para ella y ese sentimiento jamás se iría.

En la casa de la familia Miranda, César dejó el teléfono y decidió dirigirse hacía la habitación de su hermano menor, tocando la puerta para recibir una aprobación pudo regresar hacia aquel cuarto en donde una vez fue acorralado y  lo vio gritar además de llorar al mismo tiempo; ahora los dos hermanos se encontraban cara a cara, uno sentado en el escritorio y el otro en la cama.


— Yo no lo obligué, no fue mi idea sobre que te fueras al extranjero...solo quería aclarar eso.

— Pero era mejor que verme en prisión por varios años ¿No es así? —Susurró el hermano mayor al echarse sobre el colchón y soltar un suspiro.— Es difícil para mí creer que lo hacen por mi bien, durante varios años lo único que podía hacer era ser cuidadoso, precavido, era un maldito niño miedoso que aún tiene miedo de la oscuridad... Creí haber superado muchas cosas, pero me quedé allí, soy un adulto con alma de niño.

— ¿Si tienes en mente tratar de convencerme para que no-

— No lo haré, hermano. —Lo interrumpió al apoyarse en un brazo.— Está es la última oportunidad que tengo para demostrarles que mis promesas no son palabras vacías, yo realmente seré el hermano mayor que deseas y el hijo correcto que espera mi padre ¿No crees en nada de lo que digo, verdad?

— Por supuesto que no ¿Realmente piensas que reconstruir una confianza es fácil? No lo es, es casi imposible que vuelva a confiar en ti.

— ¿En serio?

— Así es, eres mi hermano César y...no tienes idea del daño que me haz echo. —Lucas desvío la mirada.—

— A pesar de eso no puedes odiarme ¿No es cierto? —Ante sus palabras consiguió que Lucas mantuviera un silencio, podía mentirle y decirle que no era cierto, pero lamentablemente sentía que si seguía hablando podría romper en llanto.— También te quiero, hermano. —César se puso de pie y se dirigió hacia la puerta.— Hagamos al menos cosas juntos ¿No? Me iré por mucho tiempo, quién sabe cuándo volveré. —Lo siguiente que escuchó solo fueron las teclas de la computadora y simplemente sonrió.— Buenas noches.

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