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Hinata sonríe al ver a Sai caminar de arriba a abajo en su trabajo de adecuar el palacio. Las flores fueron cambiadas, las ventanas y paredes limpiadas, las cortinas lavadas y sus sirvientas bañadas y perfumadas.

Tenten y las demás mujeres visten sus mejores ropas especialmente confeccionadas para la visita que tendrían. Ella de igual forma les entrega horquillas con son aceptadas con gusto. Más allá de un accesorio de lujo, también son un símbolo de protección dentro del  palacio.

—Sai-san todo está perfecto, no deberías regañar da todo el personal por pequeñas observaciones insignificantes —comenta Hinata mientras se sienta dispuesta a amamantar a su hijo antes de despedir con su mano a los eunuco que Sai había estado regalando—. No necesitas mandar a pulir los pisos, lo hicieron la semana pasada. Y el color de las cortinas es perfecto para la temporada, no debes cambiarlas por los colores del clan Hyuga.

El eunuco a su cargo parece dudar de sus observaciones antes de asentir poco convencido. Parecía ser que todos temían más a la visita de su padre y hermanastros a su palacio que si misma. Todos conocían la fama del capitán del ejército como lo era su padre Hiashi Hyuga, y una visita de su parte parecía ser motivo suficiente para que todos perdieran la calma.

Los primeros invitados de la Emperatriz llegaron ayer por la noche junto a una caravana de comerciantes que estaría a las afueras del palacio interior por toda una semana. La celebración del cumpleaños de la Emperatriz tenía a todas las sirvientes y eunucos moviéndose de un lado a otro en la preparación de lo que sería un banquete al aire libre.

Hinata había encargado un kimono de finas telas para presentar a la Emperatriz como un obsequio de su parte. Todos pensarían que era un acto de protocolo, pero en el fondo Hinata esperaba que su regalo actuará como una ofrenda de paz de ahora en adelante.

—Ellos han llegado —anuncia Sai mirando por la ventana de su habitación—. Mandaré a traer el te y aperitivos.

Hinata asiente agradecida. Su pequeño Hideki ha terminado de comer así que acomoda su yukata antes de posicionar a su bebé en su hombro y darle golpecitos para que eructe.

—Por favor no vomites sobre mamá

Y su niño obedece eructando y volviendo a estar tranquilo sentado en su regazo.

Se dan dos golpes en la puerta de su habitación antes de que ella pueda dar la orden para que pasen. Las puerta se abren y después de casi un año de no verlos la familia Hyuga se presenta frente a ella.

Neji es la copia de su padre, como su primogénito ha heredado todos sus facciones al igual que Hanabi que cada día se parece más a su padre con aquellos rasgos afilados y elegantes.

Hinata agradece en silencio que la esposa de su padre hubiera decidido no acompañarlos en su visita a sus aposentos. Ya era suficiente con tener que recibir a sus hijos con una gran sonrisa esperando no disgustarlos.

—Déjame verlo —.ordena Hiashi levantando sus brazos en su dirección. Entendiendo que quiere observar de cerca a su nieto Hinata le entrega en sus brazos a Hideki quien se revuelve incómodo en los brazos de su abuelo—. Sin duda es un Uchiha, el Emperador debe estar contento con que su único hijo varón sea idéntico a él.

Hideki vuelve rápidamente a sus brazos cuando Hiashi nota que el niño está a punto de llorar. Hinata los invita a tomar asiento mientras las sirvientas sirven un pequeño banquete

—La ceremonia de nacimiento aún sigue siendo comentada por los nobles. Aunque hayas decidido prescindir del derecho de nacimiento de Hideki para mantenerlo a salvo tienes que saber que tu hijo será el heredero. —Comenta Neji por primera vez desde que llegó—. La princesa Sarada puede ser emparejada con algún extranjero si el consejo presiona a su majestad.

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⏰ Última actualización: Jun 30 ⏰

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