"El amor jamás serán las palabras que decimos, porque todos podemos mentir con el corazón vacío, pero si te fijas en sus acciones y en su mirar te darás cuenta si en verdad te ama."
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La Academia U.A. estaba usualmente llena de energía, con estudiantes entrenando, riendo, y conversando en cada rincón. Pero en un rincón más silencioso del patio, una chica llamada Bridget solía sentarse sola, observando el bullicio a su alrededor. Bridget era muda-sorda, una condición que la aislaba del resto. Aunque algunos de sus compañeros se esforzaban por incluirla, muchos otros la ridiculizaban. Incluso los amigos de Shouta Aizawa, un joven que ya mostraba signos de convertirse en el héroe Eraser Head, a menudo se burlaban de ella.
Ese día, la lluvia caía sin cesar. La campana de la salida sonó, y los estudiantes se apresuraron a salir, ansiosos por llegar a casa. Bridget se quedó bajo el alero de la escuela, sin paraguas y esperando que la tormenta disminuyera. Aizawa la observaba desde la distancia, sus amigos haciendo bromas a su alrededor.
—¿Por qué no vas a hablar con tu amiga, Aizawa?— bromeó uno de ellos. —Oh, espera, ¿cómo podrías? Ni siquiera puede oírte.
Aizawa frunció el ceño, su paciencia agotándose. Había estado aprendiendo lenguaje de señas en secreto durante meses, queriendo comunicarse con Bridget y ofrecerle una amistad genuina. Decidió que ya era suficiente.
—Vayan adelante sin mí— dijo, alejándose de sus amigos y dirigiéndose hacia Bridget.
Ella lo vio acercarse y sonrió tímidamente, sorprendida de que alguien se molestara en acercarse. Aizawa abrió su paraguas y se inclinó un poco para que ambos pudieran compartir la protección del mismo.
—Te acompañaré a casa— señaló con sus manos, usando el lenguaje de señas.
Los ojos de Bridget se agrandaron con sorpresa y gratitud. Nunca había esperado que alguien hiciera ese esfuerzo por ella. Sin poder contener su emoción, Bridget comenzó a caminar junto a Aizawa, ambos en un silencio cómodo, interrumpido solo por el sonido de la lluvia golpeando el paraguas.
Mientras caminaban, Aizawa continuó usando señas para hablar con ella.
—Aprendí esto porque quería ser tu amigo— explicó. —No es justo que te sientas sola solo porque los demás no entienden.
Bridget se detuvo un momento, mirando a Aizawa con lágrimas en los ojos, no de tristeza, sino de felicidad. Nunca había imaginado que alguien haría tanto por ella. Respondió en señas, agradeciéndole y diciéndole cuánto significaba para ella su gesto.
Finalmente, llegaron a la casa de Bridget. Ella hizo una pequeña reverencia en señal de agradecimiento antes de entrar, pero no sin antes señalar algo importante.
—Eres un verdadero héroe, Aizawa— le dijo en señas.
Aizawa sonrió levemente, asintiendo con la cabeza antes de girar y caminar de regreso a su propia casa, empapado pero sintiéndose más ligero que nunca. Había dado el primer paso hacia una amistad que prometía ser profunda y significativa, y sabía que había hecho lo correcto.
