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La charla con Amelia fue muy agradable. Después de todo, ¡quién podía resistirse a una mujer amable y encantadora! Sin embargo, Amelia tenía que asistir a una merienda, así que Ifia tuvo que despedirse de ella por el momento.

Aunque Amelia había invitado a Ifia a tomar el té de la tarde, la idea de estar en la misma habitación con numerosas hijas nobles le hizo dudar. Al final, le pareció más cómodo volver a su dormitorio y relajarse.

Tras acordar la hora de apuntarse al club mañana por la tarde, Ifia se despidió de Amelia a regañadientes.

Cuanto más miraba Ifia a Amelia, más atractiva le parecía. Incluso sin ninguna tarea del sistema, Ifia sentía que le gustaría ser amiga de Amelia.

Después de vagar por el exterior, era hora de volver a la residencia.

Guiada por el mapa del sistema, Ifia regresó sin problemas al dormitorio y vio a la diligente protagonista femenina que seguía estudiando. Su aspecto trabajador era tan concentrado que provocó en Ifia una sensación de nostalgia, reminiscencia de sus días en el instituto.

Por aquel entonces, había visto a sus compañeras de habitación y de clase estudiar día y noche, desarrollando ojeras, caminando mientras recitaban libros de texto, deseando transformarse en una máquina de estudiar que nunca descansaba.

Pero ella era diferente, durante el día leía manga en clase, se quedaba hasta tarde jugando por la noche... Al final, su familia donó dos edificios y patrocinó cinco laboratorios en el campus a la universidad, aprovechando con éxito las conexiones internas para la admisión.

Había que decir que, estuvieras donde estuvieras, la clase privilegiada vivía cómodamente.

En cuanto a los expuestos en las noticias, evidentemente sus antecedentes no eran lo bastante sólidos.

Al menos, durante la época de Ifia en la escuela, no ocurrió nada inapropiado.

Sin embargo, las fortunas cambian, y ahora ella ha perdido su origen familiar, convirtiéndose en nada más que una lamentable y desamparada niña empobrecida. Ni siquiera tiene para pagar la matrícula del próximo semestre.

Suspiro.

Ifia suspiró y decidió tumbarse en su cómoda cama, lamiéndose en silencio las heridas. Sólo era cuestión de perderse algunos bocadillos, bebidas y novelas y manga...

Sin embargo, tal vez debido a haberse quedado dormida el día anterior, ahora no tenía sueño.

Ifia, que ya estaba bien tumbada en la cama, se apoyó con una mano y miró a la todavía concentrada Irene. Luego pensó en el príncipe Carloy, que estaba ciego... Por culpa de llevar un mes de retraso en el informe, a estas alturas no tenía ni idea de cómo se había desarrollado la trama.

El inútil sistema ni siquiera le daba una pista de la trama, ¡tenía que adivinarlo todo!

Después de aguantar un rato, Ifia extendió tímidamente el pie, intentando charlar con Irene: "Irene, ¿conoces a algún personaje influyente en la Academia Pulis? Tengo un poco de curiosidad".

Quizá Irene estaba cansada de estudiar, o quizá lo consideró una cuestión de cortesía. Dejó la pluma en la mano, miró a Ifia, movió la silla hasta una posición más cómoda y habló: "¿Figuras influyentes en la Academia Pulis? Desde luego, está Amelia, la hija del duque Barlen. Es una noble respetada con una inteligencia notable, que ha ocupado la primera posición en nuestro grado durante tres años consecutivos".

Para sorpresa de Ifia, la primera persona mencionada por Irene fue Amelia.

Al oír los elogios de Irene hacia Amelia, Ifia asintió inmediatamente.

Una Chica Dulce No Se Dejará Engañar Por La VillanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora