9. Reunión

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Han pasado tres semanas desde que Sam y yo casi nos besamos, ahora vivimos juntas, ella pudo mudarse sin ser penalizada en su antiguo departamento, mis padres fueron muy benevolentes con ella después de que les hablara de la situación económica de Sam, cuando hable con ellos le cobraron básicamente la mitad de los servicios de agua, luz e internet, a Sam no le hizo mucha gracia eso, era orgullosa en las cosas que tenían que ver con el dinero, aún recuerdo nuestra conversación el lunes después de que hablara con mis padres.

- Ari ¿Por qué tus padres me están cobrando tan poco?

- Mmmmm pues... porque me cuestionaron todo sobre ti, antes de darme luz verde para que te mudaras, les platique todo y...

- ¡No tenías que decirles que soy pobre! – Dijo con una enorme molestia y su ceño fruncido. 

- ¡Oye! No pongas palabras en mi boca que no dije – Su comentario me molesta, odio que la gente suponga cosas que no son.

- Está bien – Suspira- Entonces ¿qué fue? – Dice con tono un poco más pacífico, "eso, dulcifícame el tono de tu voz querida" pensé.

- Les dije que tenías que cuidar tu economía y yo les pedí que fueran benevolentes contigo – Comenté con más calma.

- No debiste decirles eso, ahora me tendrán lástima – Su tono de voz tenía un deje de vergüenza – En serio para mí eso suena a que me llamaste pobre – Y dale con eso, que Dios me dé paciencia con esta mujer.

- No te tenemos lástima Samanta – Uso mi tono más serio, estoy perdiendo la paciencia con esto – Pero si esto va a ser un problema, dímelo y nos olvidamos del tema de la mudanza.

- ¡Ugh! – Dice con desesperación – No dije que sea un problema Ariadna, solo te estoy diciendo cómo me siento.

- Ok, ok, entiendo – Tomo un suspiro para tranquilizarme – Lo siento Sam, nunca quise en incomodarte.

- ¡Ah! – Suspira – Entiendo... acepto el trato, solo me resta hablar con mis padres.

¡Ay, sus padres! Ellos sí que me hicieron poner a prueba mi paciencia antes de dejar que Sam se mudara, me hicieron todo un interrogatorio, recuerdo bien el día que fueron a ver dónde se quedaría su hija, ese fin de semana no fui a casa de mis padres para coordinar todo y poder conocerlos, ese día jamás será borrado de mi mente... ni en mil años.

- Sam, tranquilízate – Le digo mientras ella da vueltas de un lado a otro, no entiendo porque está tan nerviosa – Harás un hoyo en el piso – Le digo esperando hacerla reír.

- ¡Ja, graciosa! – Ríe un poco, Sam se ve rara con esa playera rosa que se puso hoy, también está sin su típico maquillaje rockero, parece otra persona... aunque se ve aún más hermosa de lo que ya es.

- Eso está mejor – Le digo con mi mejor sonrisa - qué pasa con tus padres ¿por qué los nervios?

- Es que... ellos son muy conservadores y religiosos, me obligaron a meter una baja temporal hace poco más de un semestre, porque... - en ese momento suena el timbre - Deben ser mis padres, por favor no hables mucho y sígueme la corriente ¿sí? - Dice con nervios.

- Ok... - Eso es raro – ve por ellos, hablamos después – Ahora yo también estoy nerviosa por conocerlos.

Sam los saluda y los invita a pasar, mientras se dirigen a la sala yo los veo muy normales, parecen buenas personas, decido ser muy educada con ellos y darles el beneficio de la duda.

- Padre, madre, ella es Ariadna, mi compañera de carrera - ¿Compañera? Es tan raro escucharla ser tan formal, pero prometí seguirle la corriente.

- Buen día, señora, señor – Intercambio un apretón de manos con cada uno, su padre me aprieta mi mano más de lo normal, vaya ahora que los miro bien me percato de que él es serio y su mamá, parece ¿ansiosa? – Tomen asiento por favor – Les indico a todos para romper el hielo, Sam y su mamá toman asiento, su padre se queda de pie y yo decido hacer lo mismo.

Chispa de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora