Capítulo 10.

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Estuvimos a punto de llegar tarde al club gracias a nuestra larga sesión de música.

A las diez y veinte Ross recordó que no íbamos a quedarnos allí durante toda la noche, sino que tendríamos que encontrarnos con nuestros amigos, por lo que prácticamente me llevó corriendo a través de la casa para subirnos al vehículo y recorrer las calles de Los Ángeles.

Más de una vez, el rubio excedió la velocidad para que llegáramos a tiempo, y lo hicimos.

Faltaban dos minutos para que las manecillas de los relojes marcaran el número treinta.

Se notaba que nuestro destino final de la noche se encontraba, en realidad, en la mitad de la calle, pero nuestro punto de encuentro era una esquina.

- ¿Es totalmente probable que nosotros hayamos llegado antes que los demás o se fueron sin nosotros?-dijo Ross, que se encontraba a mi lado.

-No tengo idea, lo que sé es que estoy muriendo de frío-respondí yo, abrazándome a mí misma para obtener calor.

El rubio me atrajo hacia él para ofrecerme el abrigo de su temperatura corporal, y funcionó. Estando de esa manera, rodeada por sus brazos y apoyando mi cabeza en su hombro, el mundo se había vuelto un sauna.

-Tal vez deberíamos llamarlos-propuse, sin salir de la posición en la que me encontraba.

-Definitivamente-respondió-. Llamaré a Calum.

Introdujo su mano libre en el bolsillo trasero de su pantalón y sacó su teléfono.

Tocó un par de veces la pantalla del dispositivo y luego lo sujetó sobre su oreja. Pasaron unos segundos y podía escucharse una voz.

-Calum, ¿todavía no llegaron?...-su cuerpo se tensó, había fruncido el ceño y también parecía confundido-. Viejo, si esto es una broma, es una de muy mal gusto-su tono de voz se tornó grave, me soltó suavemente y pasó su mano por su cabello, que se veía dorado bajo las luces de la calle-. Está, bien, lo entiendo. Vamos en camino, tranquilízate.

Yo no comprendía nada de la conversación, y me tenía bastante inquieta y preocupada.

- ¿Qué sucedió?-le pregunté a Ross, quien no paraba de caminar de un lado hacia otro y no me respondía- ¡Ross!-le sujeté del brazo para que me mirara, quería obtener respuestas- ¿Qué diablos sucedió?-inquirí otra vez, más agresiva e impaciente.

Cuando nuestras miradas se cruzaron, noté que sus ojos rebalsarían de lágrimas, sentí a mi corazón encogerse ante eso.

-Se lo llevaron-titubeó él-. A Calum, se lo llevaron. Estoy seguro de saber quién lo hizo y por qué.

Debía tener la expresión de sorpresa más grande del mundo, y no era una sorpresa linda, para nada.

- ¿Y por qué seguimos aquí parados, haciendo nada al respecto?-inquirí- ¡Debemos encontrarlo!

-No es tan fácil, Laura.

- ¿Y quién dijo que todo lo era?-repliqué- Vamos, Ross, por favor.

Dudó por unos segundos, caminando en círculos, murmurando cosas inentendibles y tirando de su cabello, hasta que terminó hablando:

-Tienes razón, vamos con Raini y Sawyer. Hay que actuar, y rápido.

Nos dirigimos hacia su auto, y casi salimos volando a causa de la velocidad.

Durante todo el transcurso del viaje intenté obtener respuestas, algo más de información, pero era imposible. El rubio al que siempre había visto tranquilo, feliz, seguro y despreocupado desapareció, y en su lugar llegó este pobre chico, alterado y balbuceante, que no sabía qué hacer para ayudar a su amigo.

Tightrope. || Raura. || TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora