Jimin no podía evitar reír ante los chistes malos, muy malos de su ex, lo que le causaba gracia era la manera como él los contaba, el entusiasmo que ponía al hacerlo. Había prometido ser sólo su amigo y tres días después cumplía esa promesa, pasaba mucho tiempo en la Boutique y no causaba molestias, por el contrario ayudaba en muchas cosas, siempre fue un hombre realmente servicial, atento, amable, cualidades que la cautivaron en el pasado y lograron que entre ellos se diera una relación maravillosa, nunca hubieron discusiones, ni malos entendidos, la confianza siempre fue el eje que mantuvo la relación, se podría decir que eran el uno para el otro.
Escucho un ruido conocido y la sonrisa se le congeló y su mirada se fijó en el automóvil estacionarse en frente, Yoongi aparecía de la nada, dos semanas después llegaba como si nada hubiese pasado, como si no lo hubiese relegado a un lado, ignorándolo completamente, se había propuesto entender la situación por la que pasaba, pero al verlo llegar con su anatomía perfecta, su andar de que era el dueño del universo y vestido de manera informal, el panorama cambiaba completamente y se sentía molesto o dolido no podía definir en ese momento las emociones que lo gobernaban.
Entró e intercambió unas palabras con Hoseok y el no podía desviar la mirada de él haciendo con esto partícipe a Jay de su objeto de atención, mientras trataba de mantenerse impasible, no demostrar la ola que arrastraba sus sentimientos, no sentir como los latidos de su corazón se acoplaban a los pasos de Lee Yoongi y que la sensación de abismo en su estómago amenazaba con tragárselo, ante el descontrol al que involuntariamente lo sometía. Empezaba a sospechar que lo qué ese hombre despertaba en el no era sano, no era para nada normal, porque no entendía cómo podía atacar cuerpo y mente al mismo tiempo.
—Buenos días —abrió la puerta sin pedir permiso y saludó como si nada hubiese pasado, como si no hubiese desaparecido por quince malditos días.
—Buenos días —correspondió Jay para hacerse notar, mostrando una sonrisa que reflejaba supremacía, sentía que los últimos días había avanzado con Jimin y no daría marcha atrás, había notado la ausencia del fiscal y de eso había tomado ventaja, no porque apareciera de la nada le iba a dejar el camino libre.
—Jimin necesito hablar contigo ¿me acompañas? —preguntó con la mano en el pomo y bajo el quicio de la puerta.
—En estos momentos estoy ocupado, te llamaré por la tarde. —prácticamente lo estaba botando, pero era necesario que supiera que no estaría disponible para cuando a él le diese la gana, no dispondría de su tiempo como si el fuese de su propiedad.
—Más tarde no puede ser —contestó y con largas zancadas entraba a la oficina del diseñador. —Permiso. —tomándolo por la muñeca obligándolo a ponerse en pie ante la mirada atónita de Jay Park.
Jimin se tensó por entero y trató de clavar los pies en el piso, haciéndose lo más pesado posible, con la mirada fija en Yoongi, exigiéndole con el gesto que lo soltara, no quería hacerlo con palabras, no delante de su ex novio.
—Ha dicho que en este momento no tiene tiempo para usted señor Lee. —dijo Jay poniéndose de pie.
—No voy a seguir con el diálogo pobre y gastado de película, Señor Park —haciéndole un ademán de alto con la mano, con esto pidiéndole que no interviniese y en un impulso jaló a Jimin hacia él, se hizo de la fuerza necesaria y lo cargó colocándolo sobre su hombro.
—Yoongi bájame, no soy un saco de papas. —Tratando de mantener la compostura, no alterarse porque lo que menos quería era, una pelea en su oficina, alguno podría romper el escritorio y no le importaba que se lastimaran, lo que verdaderamente le preocupaba, era que no encontraría el mismo diseño de la exclusiva mesa de cristal.
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EPIFANIA 2 YOONMIN (Saga Selenosis Completa)
RandomEn un mundo donde los secretos son moneda corriente, los lazos de sangre pueden ser tanto una Bendición como una maldición. Yoongi con su egoísmo desmedido desencadenara una serie de eventos que cambiarán la vida de aquellos que lo rodean. Jimin bri...