Único.

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🍁☂

Las pesas de entrenamiento cayeron al piso cuando el llamado de la puerta interrumpió su rutina matutina de ejercicios después del desayuno, soltó un silencioso gruñido sintiéndose bien, estaba sudado, su cuerpo se encontraba caliente por todo el ejercicio que había hecho durante dos horas seguidas. Encerrado en esas cuatro paredes mientras el par de barrotes de hierro impedían que pudiera salir o algo así por el estilo.

El guardia se mantuvo mirándolo mientras Kazuha solamente le daba la espalda, zona donde tenían diversos tatuajes cubriendo su piel, sus brazos ejercitados también eran decorado por algún que otro tatuaje, también su nuca. Cerca de su corazón también tenía cuatro letras que representan su mundo entero, el "Kuni" se encuentra con un par de corazones, flores, la fecha en la que lo conoció, la que fueron novios, y cuando se casaron.

Amaba a su esposo y lo adoraba por completo, era su vida entera. Aunque por desgracia la cárcel era lo único que los separaba, aunque el lado bueno es que tampoco le quedaba mucho tiempo ahí dentro; estaba en la cárcel por algo que consideraba estúpido, participar en peleas clandestinas por razones justificables, su posición económica era alta y no había matado a nadie, así que con una buena abogada y soborno, solo le dieron tres años dentro.

Tenía ya dos dentro, solo le faltaba uno y podría salir libremente. Su familia le permitió darse los lujos que quiera, los guardias lo trataban bien y los prisioneros le tenían respeto debido a los murmullos que surgieron por ahí, demostrando que puede darles si quisiera una buena paliza, aunque nunca lo hiciera cuando golpea a otros, por ello es respetado y seguido por muchos "perros" como él les dice. Era temido, cada que caminaba veía a otros bajar la cabeza ante su presencia.

Kazuha tenía veinticinco años, estudió y se graduó en diseño gráfico, aunque de nada le sirvió si le tiraba más a los deportes, en especial las artes marciales y el boxeo, cualquier mierda que le diera acción en la vida, algo de emoción al menos.

Pero prometía una cosa y es que después de salir, no volvería a pelear. Principalmente se metía en problemas cuando se encontraba a matones molestando la vida de los omegas, y otras veces lo hacía por mera diversión, aunque ahora se daba cuenta de que hay cosas que no tuvo que haber hecho desde un inicio, definitivamente odiaba estar encerrado, mucho más si no puede estar con su esposo y cogérselo todas las noches; en ese lugar solo se le permitía una vez a la semana o a veces hasta dos, aunque Scaramouche también trabajaba y tenía otras ocupaciones, por lo que no estaba bien que vaya mucho a visitarlo.

—Tienes visita. —Avisó el guardia luego de tocar los barrotes para que se detuviera, Kazuha solamente asintió y se giró mientras el contrario abría la puerta, al hacerlo, salió con su cepillo de dientes y productos de aseo en mano.

—Me daré una ducha. — Informó, no pidió permiso porque sabía que las duchas ya habían acabado por el día de hoy, aunque para él esas cosas se pueden repetir las veces que deseara; algo de lo que no se puede quejar es del servicio dentro del lugar, su palabra es ley y se hace lo que él dice.

De esa forma y por protocolo, dos guardias lo acompañaron a los baños que se encontraban a solas porque ya todos se habían bañado, en cambio Kazuha se bañaba cuando se le daba la gana, así que no les importaba mucho. Siseo cuando el agua fría tocó su cuerpo, fue gratificante, se rió mentalmente al notar su miembro erecto, es de esperarse si está por ver a su esposo.

La falta de sexo le hacía querer estar ya entre las dulces piernas de su esposo. Le había ofrecido ya un par de omegas para pasar el rato, pero Kazuha puede ser todo menos un infiel, jamás, siempre rechazaba ese tipo de contacto, prefería infinitas veces esperar a su esposo para poder follarselo a su gusto.

Lavanda ☆ KazuscaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora