Capitulo 13| Invitados no esperados

90 9 8
                                    

Los caballos ya relinchaban, viraban y sus cascos se estrellaban con la nieve en señal de impaciencia. Cargados y listos, acomode la silla de montar, cerciorándome de que el alimento, las pócimas y las armas estuvieran en las bolsas al lado del caballo, seguras y bien acomodadas. Palme mi propio cuerpo, las dagas fáciles de tomar en la bandolera y la espada cruzada detrás en mi espalda. Unos pasos hicieron susurrar la nieve y alguien carraspeó.

Me di la vuelta, vi a Tommy con la cabeza baja junto a Phil, quien en su mirada podría jurar que tenía el suplicio de ver a alguien hacer una travesura. Sonreí un poco, cruzándome de brazos.

—Yo... lo siento... —farfulló Tommy, casi escupiendo forzadamente la disculpa, encogiéndose de hombros y haciendo una mueca.

Solté un bufido, ladeando la cabeza.

—¿Oh, porqué te disculpas?

Tommy gruñó por lo bajo, Phil le dio un golpecito en el hombro, presionándolo y haciéndolo flanquear, avanzó un paso y suspiro, derrotado.

—Lamentó haberte visto la cara, también haberte distraído... —Hizo una pausa, viéndome detrás de las pestañas rubias con una mirada cargada de odio y un filó de rebeldía—. Y que tengas la cara horrenda y llena de arrugas como un maldito anciano senil...

Phil le tomó del brazo, jalándolo y frunciendo el ceño. No era una ofensa, de hecho, era increíblemente hilarante y ni siquiera estaba cerca de ser un insulto. Me acerqué a ellos dos pasos, me incliné a la altura de Tommy, deslicé mi máscara a un costado para dejar a la vista mi rostro burlón y mi enorme sonrisa.

—Que conmovedora disculpa, la acepto. Yo también lamento que seas tan idiota pero no todos podemos ser felices. —Guiñe un ojo, contendiendo una risa.

Fui espectador de cómo el color desaparecía del rostro de Tommy. Phil murmuro una plegaria a los dioses y meneo la cabeza.

—Ustedes dos son de lo peor. —murmuró rodando los ojos, alejando a rastras a Tommy quien se había quedado paralizado.

Solté una carcajada seca, montando al caballo y tomando las riendas. Techno salió de la entrada de la montaña con ropas de batalla y su largo manto rojo cayéndole en la espalda hasta los talones, su corona descansaba en su cabeza, brillante, radiante y en alto como su espada. Intercambiamos miradas, montó su caballo, un semental fornido y de pelaje negro, el mismo que había montado cuando me sacaron de la cabaña. Chasqueó la lengua y el semental avanzó hasta donde estaba.

—Tu máscara...

—Me siento mejor si respiro con libertad, aveces me ahogo. —repuse con aburrimiento, encogiéndome de hombros.

—Te ves bien... Ya sabes, las cicatrices son historias pasadas —Se hizo aún lado su máscara de cerdo, debajo tenía una sonrisa ladina, mostrando las cicatrices de color rosáceo en su rostro—. Aún que creo que las mías son mejores.

Resople, soltando una risa grave que escapó de mi garganta.

—Ya quisieras.

Ambos reímos a la par. ¿Cuanto había pasado desde que yo podía estar libre de una tensión en los hombros, sin la preocupación constante de que alguien vendría en cualquier momento para cortarme o torturarme? Era agradable... liberador.
Phil y Tommy también se acercaron con sus caballos para igualarnos a ambos.

—De acuerdo. Son cuatro días de viaje, necesitamos apresurarnos para llegar antes que Quackity sepa que nos fuimos de aquí. —dijo Phil, acomodándose la espada en la cintura.

Dos caballos más aparecieron a nuestros lados, Nikki y Ranboo tenían sus armaduras junto a sus armas y arcos.

—Ya saben que hacer —añadió Phil, viendo al dúo cabalgar hacia la dirección opuesta de donde estábamos.

Helpless but dangerousDonde viven las historias. Descúbrelo ahora