Mile Romsaithong, con un Doctorado en Bioquímica,
¿Sería capaz de rendirse a su magistral seducción?
En la televisión, el Doctor Mile Romsaithong enseñaba la ciencia de la atracción.
Ahora, ese Genio millonario quería emplear sus conocimientos con...
Horas después, ya tenía la respuesta. Estupefacto al tener la prueba del sabotaje, miró los datos en la pantalla del ordenador y sintió náuseas. Mile debió de notar su malestar porque lo miró desde su mesa y dejó lo que estaba haciendo para acercarse a el. El calor de su mano en el hombro se le extendió por todo el cuerpo.
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-¿Qué has descubierto? -preguntó él en voz baja. La respuesta era tan abrumadora que lo único que el pudo hacer fue girarse en el taburete y apoyar el rostro en el pecho de él, que lo rodeó con los brazos y lo estrechó contra sí.
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Nattawin había perdido la cuenta del número de veces que él lo había hecho a lo largo de los años, y esa familiaridad lo ayudó a no desmoronarse.
-Las muestras son distintas -dijo Nattawin con la boca sobre su camisa.
No se sorprendió cuando se le saltaron las lágrimas-. Es sabotaje, sin lugar a dudas. Este es mi laboratorio. Toda mi carrera profesional está aquí. Y alguien ha minado dos años de mi vida con esa treta.
-Lo siento, cariño.
Le acarició el cabello y lo dejó llorar porque él era la roca en que se apoyaba, su persona de confianza para cualquier cosa. Su relación se había hecho mejor y más profunda con el sexo, porque ahora natty lo conocía más íntimamente. Y la profundidad se relacionaba a la perfección con la historia que había entre ambos, por muy inesperado que resultara.
Nattawin respiró hondo.
-Tengo que hacer limpieza. No hay nadie de quien ahora me pueda fiar.
Eso era lo peor. Tenía veinte empleados, técnicos y científicos muy cualificados que había elegido cuando habían creado la empresa de la nada. Todos llevaban trabajando con ella desde el principio, y uno la había traicionado. Había traicionado a la empresa, incluyendo a sus socios y amigos.
Era imperdonable.
-Vámonos a casa -le aconsejó mile La ternura y preocupación de su mirada lo conmovieron-. Hoy no puedes hacer nada más. Debes salir de aquí y tomarte un tiempo para asimilarlo. Te prepararé un baño y me encargaré de la cena...
