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Buscando consuelo.

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Habían pasado un par de meses, poco a poco Ronaldo había estado ganándose la confianza de la pequeña familia de los Dos Santos, estando en unas pequeñas salidas a almorzar y algunas ocasiones especiales en las que era invitado por João, sus acciones eran serviciales y ayudaba en lo que podía a Adriana, João y por supuesto a Ricardo.
Hasta que el final del semestre llegó, acabando un poco con aquella felicidad, pues desde el divorcio de los padres de João habían acordado que cada verano o cualquier mes de vacaciones debería de trasladarse a Brasil y pasar el tiempo con su madre.

Esto entristeció un poco a Ronaldo, su amigo estaba por irse y junto a él una buena excusa para asistir a su hogar.

Pero parecía ser una persona con bastante suerte, a decir verdad.

Ya llevaban aproximadamente dos semanas de vacaciones, la corta semana de exámenes finales había terminado y casi todo su grupo de amigos contaba con la suerte de no tener que sufrir de la recuperación, Ronaldo había salido a un par de fiestas con sus amigos, aprovechando un poco de las largas vacaciones que habían comenzado. Ahora mismo Iker, João, Ronaldo y Sergio se encontraban jugando por llamada, todos riéndose de las incontables veces en las cuales Sergio moría.

—¿Es que cómo se te ocurre ir allí si sabes que está todo el puto mundo? Que tienes un mapa, hijo mío.—Iker dijo con burla mientras todos reían.

—Y tú tienes un cerebro, úsalo.—Atacó Sergio, haciendo molestar a Iker y reír más a sus amigos.

—Ya ya, se ardió.—

La partida había terminado hace un par de minutos y ahora sólo Iker y Sergio se insultaban el uno al otro.

—Y bueno, João, ¿Cómo te ha ido en Brasil? No has contado mucho de tu viaje.

—Todo bien por aquí, hoy salí con mamá y su pareja a comer y vimos un partido del São Paulo, su novio es un gran hincha.

—¿Y has conocido a alguna linda brasileira, João?—Preguntó Sergio con una voz algo juguetona.

—Qué pregunta tan estúpida, Sergio.—Iker atacó, ya los insultos eran personales.

—Félix rió.—Me temo que no, la verdad es que a veces ni tengo ánimos de conocer a alguien.

—¿Y eso por qué? No eres feo.—Sergio halagó un poco a su amigo.

—Gracias pero, no está en mis intereses ahora, quizá y luego conozca a alguien pero, el tiempo lo dirá.

—Sí, Sergio, no todos están tan urgidos cómo tú entenderás.—Iker nuevamente.

—Eh, ni hablemos de eso que a ti Cecilia ni caso te hace.

—¿Qué dices, hijo de...? Apenas te vea te voy a agarrar con una escoba.

Ellos continuaban con su pelea, haciendo reír cómplices a los otros dos.

—Por cierto, Ronaldo, ahora que lo recuerdo. Necesito que me hagas un favor.

—Sí claro, dime.

"Marry my dad" CriskáDonde viven las historias. Descúbrelo ahora