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Nancy muchas veces era inmadura y ella lo sabía perfectamente, como por ejemplo, el hecho de que desde esa pelea no haya salido de su habitación ya decía demasiado, Nancy sabía que simplemente debía ignorar los insultos de su cuñado, pues Sunghoon siempre buscaba cualquier excusa para sacarla de sus casillas, pero no podía hacerlo.

La lastimaba y mucho, ella sabía que tenía un grave problema con el consumo de drogas pero no podía admitirlo en voz alta, menos delante de su hermana, quien tanto la amaba y apoya, no quería imaginar su cara de decepción simplemente le causaba terror. Cuando Nancy tuvo su primer ataque por las drogas la única persona que la ayudó fue su hermana y fue quien la sacó de ese horrible hoyo en el que estaba metida, no quería perderla.

Nancy empezó a consumir drogas a muy temprana edad y eso ya le había causado un problema siendo ella tan joven, aún podía recordar perfectamente la primera vez que tuvo una sobredosis, sintió como su corazón dejó de latir por unos momentos y un terrible dolor en el pecho, tuvo mucho miedo, aún recordaba como estaba Verónica por ella, aún podía ver el pánico en su rostro, su desesperación y lágrimas por el miedo de perder a su hermanita pequeña, desde ese momento Nancy le había prometido que jamás lo haría de nuevo.

Pero ya saben lo que dicen, una vez adicto, siempre lo serás.

Y no quería causar ese dolor de nuevo, tenía que hacer algo para evitar que eso pasara o al menos evitar que Verónica supiera lo menos posible hasta que lo dejara por completo.

En la cocina se encontraban Sunghoon y Verónica desayunando ya era hora de irse al trabajo, el lugar se sentía algo vacío por el gran silencio que tenían, ellos jamás eran así pero desde ese día Verónica le había dado un trato silencioso a Sunghoon y solo respondiendo lo necesario de sus preguntas.

— Odio esto —emito levantándose y dándole la espalda a Sunghoon.

Sunghoon de inmediato miró a su novia con una expresión de confusión en su rostro y se acercó a ella.

— ¿Qué cosa, linda? —la abrazó por la espalda sin embargo Verónica de inmediato se quitó de sus brazos sorprendiendo a Sunghoon.

— Toda la tensión en esta casa —se dio la vuelta mirando mal a su novio—. No quiero ver mal a mi hermana.

Sunghoon no pudo evitar rodar los ojos, en los últimos tres días ese había sido un hábito que adoptó, estaba cansado de tener la misma conversación y por un lado Sunghoon comprendía la preocupación de su novia hacia su hermana él también tenía una, pero también sabía que Nancy estaba siendo solo una niña berrinchuda y que eso ya estaba de más.

— Vero no hablemos de eso —intentó abrazarla, suspiro cuando su novia se apartó de nuevo—. Amor.

— No Sunghoon, no debiste decirle eso.

— ¿Decirle sus verdades? —estaba incrédulo.

— Eso no es verdad —defendió—. Mi hermana no se droga, ya no lo hace.

— Vero al parecer tu no conoces a tu hermana lo suficiente.

— Lo hago —casi gritó—. Por eso la estoy defendiendo.

— ¿Entonces yo soy un mentiroso? —Sunghoon se sentía herido.

— No es lo que yo dije.

— Pero lo estás insinuando —se cruzó de brazos—. ¿Qué es lo que quieres que haga? ¿Qué quieres que piense?.

Verónica rodó los ojos y resopló saliendo de la cocina, después se escuchó el azote de la puerta de entrada, ahora si dejando el lugar en completo silencio de nuevo.

we should ; (i feel). sunghoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora