Capítulo 13

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Cuando sus cuerpos no pudieron dar más y suplicaban por un descanso, Ae y Pete se quedaron dormidos.

Ae sostenía a Pete entre sus brazos y ninguno se movió en toda la noche. El cuerpo de Ae envolvía el de Pete proporcionándole un calor tan confortable que lo hizo pensar que si se quedaba ahí para siempre, nunca volvería a pasar frio.

Ae jamás había dormido tan bien en toda su vida. El cuerpo de Pete entre sus brazos encajaba a la perfección, como si alguien lo hubiera moldeado para que se quedara ahí.

Había una tranquilidad en el ambiente que ninguno de los dos había experimentado antes. En ese momento, justo antes de que su mente se suspendiera en un mundo de sueños, se prometió así mismo que hablaría con Pete sobre sus sentimientos. No quería estar un segundo más sin que él estuviera formalmente en su vida.

A la mañana siguiente, Ae se levantó temprano como de costumbre y le dejó una nota a Pete en uno de los muebles junto a la cama.


"Lamento no poder quedarme más tiempo, volveré lo antes posible. Gracias por el mejor día de mi vida."


Había planeado despertarlo para despedirse como era debido, pero pensó que si no se despertó cuando se levantó de la cama ni cuando comenzó a vestirse, significaba que aun necesitaba descansar.

Salir de esa habitación fue de las cosas más difíciles que Ae había tenido que hacer en su vida. Al aroma de Pete lo acompañó incluso después de haber tomado una ducha.

Tenía demasiado trabajo esperándolo y debido a que había pasado demasiado tiempo con Pete últimamente (sin contar la otra noche) se había atrasado con varios de sus reportes. Eso sin mencionar que Trump seguía en las celdas y quien sabe cuándo vendrían por él.

Las imágenes de la noche anterior lo acompañaron los siguientes dos días en los que por más que intentó ir a ver a Pete, no pudo. Pero ChaAim si, y por lo que le dijo, estaba mejorando y su celo pronto terminaría. Y cuando ese día por fin llegó, lo primero que hizo Pete fue ir a ver a su alfa.

A pesar de que su celo había terminado, su cuerpo aun necesitaba el de Ae, sus ojos aun querían verlo y su piel extrañaba su tan conocido tacto.

Cuando entró a su oficina, Ae lo recibió con la más encantadora de las sonrisas.

-Hola—fue lo único que se le ocurrió decir.

Ae se dijo a sí mismo que ni siquiera habían pasado tanto tiempo separados como para que su corazón latiera tan emocionado de verlo, pero no sirvió de nada.

-Espero no interrumpirte, solo quería que supieras que estoy bien.
-Me alegra escuchar eso.

Un silencio reinó en la habitación, pero no era uno incómodo. Se habían extrañado tanto, que hasta cierto punto les costaba creer que se estuvieran viendo ahora.

-Lamento no haber ido estos días a verte, cada día salen más papeles que tengo que revisar y no puedo terminar estos reportes—se disculpó Ae.
-No te preocupes, yo lo entiendo—lo tranquilizó Pete.

Ae comenzó a caminar lentamente hasta él sin dejar de mirarlo a los ojos.

-Quería ir. Quería volver a estar contigo más que nada en el mundo.

Ae colocó su mano en el rostro de Pete y volvió a sentir la suavidad de sus mejillas. 

- ¿Por qué? —preguntó Pete.
-Porque necesito estar contigo—respondió sin pensarlo—Si no logro verte todos los días se sienten como horas desperdiciadas—su otra mano terminó de envolver su rostro—Pete, necesito decirte algo.

Entre el amor y la guerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora