🧪Capitulo 🧫48

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Nattawin asintió y él le contó que su padre biológico se había puesto en Contacto con él y que al verse había salido a la superficie mucha furia, a causa de su infancia. Nattawin ya sabía parte de la historia, pero no se había
dado cuenta de hasta qué punto lo había envenenado el sistema de familias de acogida.
Su reacción cuando le había dicho que estaba
embarazado tenía mucho más sentido en ese contexto. Y se compadeció del niño al que nunca habían querido.
Y eso hizo que su amor por el hombre se duplicara.
Mile concluyó su confesión.

-Debería haberme quedado e insistido en que halláramos la manera de interpretar juntos nuestros sentimientos. En vez de eso, te abandoné. Te Dejé solo porque me daba mucho miedo no saber ser el padre de tu hijo.

Fue una cobardía y lo siento. Lo siento mucho -murmuró. Le besó la palma de la mano con tanta ternura que a Nattawin se le saltaron las lágrimas.

-Te perdono -no había ni que decirlo. No le guardaba ninguna clase de resentimiento-. Pero sigo sin entender por qué has vuelto. Si tan fácil era aceptar la situación, ¿por qué te marchaste?

El lanzó una breve risa, que era todo menos alegre.

-Nada de esto me ha resultado fácil. Lo único que ha cambiado es que pienso que te mereces que me esfuerce en dejar atrás el pasado. Me asusta ser padre, pero peor es estar sin ti. Lo he intentado, sin éxito.

A Nattawin se le saltaron las lágrimas y le rodaron por las mejillas, mientras él le sonreía y se las secaba con el pulgar, lo cual no sirvió de mucho, cuando eran las hormonas las que habían tomado el control.
Además, eran lágrimas de felicidad.

-Yo también lo he intentado y tampoco lo he logrado. Resulta que no me gusta dormir solo. ¿Quién lo iba a decir? Eso es lo que pasa cuando experimentas. A veces obtienes resultados que no te esperabas.

Él gimió al tiempo que le tiraba de la mano para levantarlo de la silla y abrazarlo.

-Hablo en serio cuando digo que acepto la situación. Voy a pasarme buena parte de los próximos seis meses contigo, en la cama. Cuando el niño haya nacido, no tendremos mucho tiempo para nosotros.

-Me parece bien -dijo Nattawin contra su hombro abrazándose a mile.

-¿Qué parte?

-Todo.

Volvió la cabeza un poco hasta tocar con la nariz el hueco de su garganta, que era donde más olía a él.

Tembló de deseo, pero parecía que, después, habría mucho tiempopara eso.

-Natt... -mile esperó hasta que el se separó de él y lo
contempló enarcando las cejas. La mirada de él le llegó al corazón mientras le decía-: Te Amo. Creo que siempre te he amado y sé que lo haré siempre.

La alegría que el experimentó fue tanta que estuvo a punto de caerse. Pero Mile lo estrechó en sus brazos y no lo soltó.

-La única pregunta que me hago ahora es si necesitas un compañero De trabajo permanente en el laboratorio, porque yo sí.

-Eso depende -dijo Nattawin con una sonrisa traviesa-. ¿Tendré que lavar yo el instrumental? Él rio y se le marcó el hoyuelo de la mejilla.

-Estaré más que dispuesto a contratar a todo el personal necesario para lavar lo que disponga El Señor Nattawin. Solo quiero estar contigo durante el resto de la vida. Quiero despertarme a tu lado, llamarte Señor Romsaithong y poner mi apellido en la partida de nacimiento de nuestro hijo, para que, desde el momento de nacer, sepa que lo queremos.

¡Madre mía! Era lo más romántico que le había dicho. A el, por suerte, dejaron de importarle las lágrimas, ya que parecían no tener fin.

-En ese caso, sí....Acepto...

Tentación del Millonario Donde viven las historias. Descúbrelo ahora