XI

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Minjeong

—¡Somos libres!—grité abrazando a Félix a la salida del colegio.

—Creí que nunca acabaría esta tortura—respiró aliviado.

—Todavía tenemos por delante los exámenes de fin del curso, pero por ahora voy a dar una patada a los apuntes y solo me voy a centrar en la excursión de mañana—confesé cansada de haber estudiado tanto.

—Yo te voy a imitar, mi cerebro necesita un descanso—concordó mi amigo.

—¿Vas a copiarme como haces siempre?—bromeé.

Félix tenía esa manía rara de repetir cosas que otra gente decía o imitar gestos. Algunos lo veían raro, pero a mí me parecía tierno.

—Claro que sí—admitió. —Oh mierda, por ahí viene tu amiguita.

Vi a Yu Karina acercarse con una sonrisa radiante.

Félix no se había tomado del todo bien que le confesara mi nueva amistad con la chica mayor. Tras un montón de preguntas e indagaciones llegó a la conclusión de que Karina me estaba manipulando. Yo intenté convencerle de que la chica me empezaba a caer bien, pero mi amigo era inteligente y seguía sospechando de tan raro acontecimiento. Él, más que nadie, era consciente de mi odio hacia Yu Karina.

Con el paso de los días fui mostrándole fotos de nuestras quedadas. Sobretodo íbamos a la biblioteca y pasábamos las tardes sentadas una al lado de la otra estudiando.

Me había acostumbrado demasiado a su olor, incluso en el instituto la buscaba en cuanto notaba su perfume, se me hacía fácil e inevitable localizarla.

De vez en cuando salíamos a por un café, pero sin juegos de por medio ya que la última vez tocamos temas algo personales para mí que no quería compartir con ella. Porque a pesar de sus esfuerzos y de fingir ser amigas yo tenía muy presente que no lo éramos.

Discutíamos cada vez que ella intentaba iniciar una conversación. Y seguía intentando irritarme cada dos por tres. No sé si buscaba ganar la apuesta o hacer que la odiase más.

Pero se nos daba muy bien actuar en público. Nos saludábamos por los pasillos donde todo el mundo podía observarnos y nos hacíamos las típicas preguntas de cortesía para dar a entender que nos gustaba saber la una de la otra.

O la gente era muy tonta o nosotras muy buenas actrices.

Karina se situó delante de mí.

—¿Qué tal han ido los exámenes?—me preguntó, como si le importara.

Me hubiera gustado contestarle que se metiera en sus asuntos, pero puse buena cara y me contuve.

—Mejor de lo esperado, me vino bien que me ayudaras con el de historia—eso no era mentira.

En los días que pasamos juntas en la biblioteca hubo un momento en el que me explicó ciertos puntos sobre política internacional que yo no lograba comprender del todo bien. Obviamente al principio rechacé su ayuda, no quería que me hiciera sentir tonta y estaba a la defensiva. Pero cuando se puso más seria cedí y ciertamente comprendí lo que me explicaba.

Ese día no se lo agradecí, pero aprovecharía este momento para decírselo y poder poner la excusa de que lo hacía para parecer amigas y no porque realmente lo dijera en serio.

—Me alegro mucho—parecía sincera, Félix se lo estaría creyendo.

—Gracias—lo solté por fin.

—¿Estáis emocionados? Mañana comienzan por fin las vacaciones.

—Sí, pero todavía tengo que hacer la maleta—confesé. Entre tanto estudio no me daba tiempo a planificar nada más.

Just Like A Movie | WinRina & HyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora