XXXV

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Minjeong

Iba de camino al café en el que había quedado con Anton cuando Karina me llamó.

—Buenos días, amor—respondí alegremente.

—¿Amor? ¿Cómo te atreves a llamarme así cuando casi me da un infarto?

—¿Es por el mensaje?

—¡Claro que es por el mensaje! Sueltas la bomba y te vas—comentó indignada con su voz de recién levantada—¿Para qué has quedado con la tortuga?

—Quiero zanjar el tema con él. Le diré que cancelo la cita y que tampoco quiero que pase nada entre nosotros más allá de una amistad. Incluso llegar a ser amigos está difícil dado su comportamiento de anoche.

—Te pedirá perdón y volverá a intentarlo, conozco a ese tipo de chicos. Son los más callados, pero en cuanto ven un mínimo de esperanza se aferran a ella y se transforman en idiotas como el que viste ayer.

—Entonces le diré que ya tengo pareja.

—¿Le dirás que soy yo?—una sonrisa se me formó sin querer.

—¡Aaaah! No me acordaba que éramos novias novias—grité con emoción.

—¿Cómo que no te acordabas?—se ofendió.

—No lo malinterpretes, es que aún no me lo creo, por eso se me olvida de vez en cuando—me excusé.

—Entonces, volviendo al tema de Anton...¿Le contarás que sales conmigo?—continuó con el asunto por el que me había llamado.

—Depende de cómo se lo tome. Quizás nos ahorramos un problema ocultando tu identidad.

—¿Y tendremos que andar escondiéndonos como dos adolescentes?

—Karina, somos dos adolescentes—le recordé.

—Ya me entiendes. Quiero poder estar contigo en cualquier sitio, no me importa quién nos vea. Mejor aún, así puedo presumirte—bromeó.

—Pero...—en mi voz había dudas.

—Espera, soy boba. No he tenido en cuenta que no has salido del armario—se dio cuenta, aunque yo tampoco había caído en eso.

—No me importa que la gente se entere, no es la gran cosa—le resté importancia ya que hoy en día casi todos a mi alrededor trataban la homosexualidad como una cosa cotidiana.

—¿Y qué te impide contar lo nuestro?

—Anton me lo impide. No quiero que te odie ni que la situación en el instituto se vuelva incómoda.

—Puedo lidiar con el rencor de ese chico, por mí no hay problema.

—Lo tendré en cuenta. No sé qué haré todavía.

—Tranquila, cuando estés con él haz lo que mejor te parezca, a mí me parecerá bien lo que elijas decirle.

—Gracias por ser tan comprensiva.

—¿Estaréis juntos mucho rato?

—Espero que no. ¿Por qué lo preguntas?

—Por si quieres venir luego a casa. Mi abuelo se va ahora con Mingyu a visitar el restaurante y yo me quedo aquí cuidando a la abuela porque mis padres trabajan.

—Intentaré terminar con esto lo antes posible, tengo ganas de verte—le confesé.

—Genial—percibí su sonrisa a través de la línea—¿Te falta mucho para llegar?

—Unos cinco minutos.

—Tiempo suficiente para hablar sobre algo importante.

—¿Sobre qué?—pregunté con curiosidad.

Just Like A Movie | WinRina & HyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora