La pluma

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Señorita Hermione.

¿Has visto como Umbridge ha tratado a Hagrid?

Esa señora no puede ser peor. Espero que a ti te esté yendo mejor.

Ya pronto se avecinan las vacaciones de invierno. ¿Dónde irás?

Yo estoy en duda. ¿Debería quedarme en Hogwarts?

Te ama, A.K

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Le dejó la carta a Astérix y se dirigió al Gran Comedor a cenar.

Después de aquella cena, debía ir al castigo con Umbridge. Aliyah estaba bastante cansada después de ese día de clases.

La estaban matando las clases.

Al entrar al Gran Comedor, iba a caminar hasta su mesa, pero un agarre en su túnica la detuvo.

Giró su cabeza y observó al causante de su detenimiento. Era Hermione. En su mirada se notaba la preocupación, y Aliyah podía adivinar el porqué.

— ¿Pasa algo, Libritos?

— Es que... — la castaña tomó aire durante un momento y volvió a hablar. —. Me preocupa tu detención con Umbridge.

La pelinegra sonrió con ternura al oír las palabras de la Gryffindor.

— Estaré bien. Ya hablamos sobre eso, Granger. — La Slytherin acarició levemente el cabello de Hermione.

— ¿Podrías... venir a comer con nosotros? — soltó la castaña indicando con un movimiento de cabeza, la mesa de atrás.

— ¿Ya te acostumbraste a comer conmigo? Eso es malo, Libritos. ¿Qué pasaría si un día de estos me quedo dormida durante la cena?

La Gryffindor soltó una leve risa y arrastró a la pelinegra hasta la mesa de los leones. Aliyah pudo observar el mal rostro de Ron apenas llegó.

— ¿Y a ti qué te pasa?

El pelirrojo, al oírla, se giró levemente y le dió un asentimiento con pereza.

— Piensa que debería renunciar después de la derrota con Slytherin. — respondió Harry al ver el silencio del pelirrojo.

— ¿En serio? Weasley, no deberías rendirte. Además, fue tu primer partido. Nadie juega bien el primer partido... — se detuvo la pelinegra para sonreír con orgullo. —...excepto por mí, claro.

El pelirrojo dió una leve sonrisa y asintió con un poco más de ánimo.

— Puede ser, pero no atajé ninguna. Si no fuese por Harry, hubiésemos sido humillados por ustedes. — mencionó Ron un poco desanimado.

— Puedes mejorar como guardián, observando el juego de los guardianes de diferentes casas, ¿no? El siguiente partido nos toca contra Hufflepuff, podrías ir.

El Weasley afirmó, dando un sonido con la garganta.

— Bien, iré. Pero solo para apoyarte a ti y ver la jugada del guardián. No pienso ir a ver a Malfoy y sus gorilas. — aceptó Ron, suspirando y empezando a cenar.

— ¿Tienes detención con Umbridge, no? — preguntó Harry, con temor en su voz.

— Sí, después de esta cena. ¿Por?

El pelinegro la siguió observando con preocupación, por lo que Aliyah se removió en su asiento con curiosidad.

— ¿Sabes algún encantamiento curativo? — soltó el de lentes después de algunos segundos de silencio.

Las cartas de ella. [Hermione Granger]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora