Prólogo

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Planeta Zoria/Año 2024

La tecnología avanzada era algo muy común y nada sorprendente en el planeta Zoria. Cada año nuevas creaciones eran puestas a la venta para el público en general, pero solo personas con buena economía podía comprarlos. Aún así, había tecnología puesta a disposición para que cualquiera lo tuviera en casa, como un teletransportador o un ayudante de holograma. Venían incluso en sorteos de revista o en algunas ocasiones los regalaban por ser un uso necesario en esa época.

Pero había un invento que muy pocas personas tenían, una entre diez millones, era el reloj dimensional, un invento que era capaz de llevarte a otras dimensiones tan fácil como cortan un plátano. Ese invento era usado mayormente en las universidades, los estudiantes hacían viajes junto a su profesor para estudiar nueva tecnología y traerlas a su mundo.

Cada viaje debía ser notificado, revisado y aprobado por los líderes de cada país, para evitar problemas o fallas en algunas realidades al no saber la mayoría de sus reglas o al no saber las intenciones del viajero.

Pero en ese caso, había un mujer que estaba por romper las reglas. Jennie Kim, una joven mujer de veintidós años que había sido acusada de un asesinato. La noticia de la muerte de un menor de edad ahogado en la piscina de su residencia la había tomado por sorpresa.

La policía al revisar las cámaras de seguridad, habían logrado ver al pequeño niño ingresar al patio de Jennie usando su juguete para saltar. Se le veía muy felíz usando su regalo dado por sus padres. Pero al momento de que cayera en el territorio de la castaña, la capa invisible de seguridad se activó, empujando por la espalda al pequeño a la piscina.

La capa rodeó todo su hogar y redujo el ruido que el niño pedía por ayuda. Fue algo duro de ver por Jennie al estar en el juzgado, sus lágrimas cayeron por el pequeño y tuvo que sentarse al sentirse mareada. Se sentía culpable, y así también lo veían los padres, quienes pedían justicia por la perdida de su menor hijo.

Querían acusarla de irresponsable, la seguridad que tenía en su hogar era innecesaria y extrema, había provocado la muerte de un niño, había impedido que escuchen sus pedidos de ayuda, su llanto. Entre lágrimas pedían que pague, y al parecer, el juzgado parecía de acuerdo, solo faltaba la decisión del juez supremo.

Jennie suponía la decisión que tomaría, pero al escucharla de la misma boca del juez, su mundo se vino a abajo. La leyes eran más estrictas y más extremas en aquel universo, Jennie lo sabía, pero no esperaba recibir la mayor de las condenas, la peor de todas.

Ejecución pública.

Era lo que hacían mayormente cuando la víctima era un menor, pero en esta ocasión, las opiniones de dividían. La fecha había sido dada y en menos de un mes la ejecución de Jennie sería realizada.

Ahora Jennie solo esperaba a alguien, a una desconocida para ella, pero que su amiga aseguraba que era una buena opción al escuchar su plan, era la única quien podría ayudarla. La celda era oscura para Jennie, estaba separada de todos, solo un holograma estaba frente a la celda, siendo su guardia.

_¿Al menos puedes hablar? - preguntó desanimada. Para su sorpresa, el holograma se desactivó, dejándola extraña.

_¿Eres Jennie? - escuchó un susurró - sí eres.

_¿Quién me habla? - respondió en otro susurró.

Frente a ella, una pelinegra mujer aparecía de inmediato, usaba un brazalete que lograba hacerla invisible, una de las tecnologías usadas solo por la policía, pero muchos policías se vendían fácilmente.

_Sí eres Jennie - confirmó al ver la foto en su mano - soy Lisa Manobal. Su amiga me contrató para ayudarla. Me dijo que usted me explicaría mejor el plan.

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⏰ Última actualización: Jul 06 ⏰

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