*narración en tercera persona*En el bosque profundo, la chica se adentró,
un sendero desconocido, donde el misterio reinó.
Sus pasos vacilantes, se perdían en la penumbra,
mientras el viento susurraba una melodía sutil y umbra.
Entre sombras danzantes y árboles susurrantes,
la chica se sentía ajena a los rumores distantes.
Sus ojos buscaban un rayo de luz en la oscuridad,
mientras su corazón latía con desesperada ansiedad.
El bosque era un laberinto de ramas y silencio,
donde el tiempo se detuvo en un eterno suspenso.
Cada árbol, cada hoja, parecían susurros enigmáticos,
y la chica se sentía como un verso perdido en los trágicos.
El manto de la noche envolvía su figura solitaria,
mientras las estrellas titilaban con luz temeraria.
En su pecho latía el eco de la selva oscura,
y su alma se meció al compás de una melodía pura.
Pero en medio de la confusión y la desorientación,
un rayo de esperanza brilló en su corazón.
La chica encontró en sí misma la fuerza para avanzar,
y en el bosque perdido, su camino supo hallar.
Así, entre sombras y susurros de la noche,
la chica encontró en la soledad su propia voz derroche.
En el bosque perdido, halló su camino y su verdad,
y en su corazón, guardó la historia de su libertad.
En cada paso, la chica descubría su valentía,
enfrentando sus miedos con determinación y armonía.
Los árboles susurraban secretos de antaño,
mientras la noche abrazaba su ser con extraño encanto.
Los ojos de la nocturna selva la observaban con curiosidad,
testigos silenciosos de su travesía en la oscuridad.
Caminaba con paso firme, guiada por un destello de luz,
que brillaba en lo profundo del bosque, como una cruz.
El silencio era su aliado, la calma su escudo,
enfrentaba los desafíos con coraje agudo.
Atravesó arroyos y colinas, sorteando obstáculos con fe,
cada paso la acercaba más a la verdad que quería ver.
Hasta que al fin, ante ella se abrió un claro en el bosque,
donde la luna brillaba con un destello escarlata y fosco.
En el centro del claro, una vieja encina se alzaba majestuosa,
sus ramas extendidas como brazos de alivio y rosa.
La chica comprendió entonces el propósito de su travesía,
había encontrado en lo profundo del bosque su guía.
En el abrazo de la encina, halló paz y serenidad,
y en su corazón, guardó la historia de su propia libertad.
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Yenny-enguo
Spiritualuna chica buscando su verdaderoqueres, que talves la lleve aser cosas fuera de su soña de confort