XVIII

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Theodore


De todas las reacciones que me esperaba que Ámber tuviera, esa era la última que me esperaba; no hubo reacción.

No gritó, no se detuvo, no me soltó el brazo, no se asustó... Nada. Fue muy extraño, como si no sintiera nada.

Yo estaba muy confundido, con el ceño fruncido y sin poder creérmelo. Le contaba que había venido a una alianza de mortífagos, los aliados del señor oscuro, ¿y le daba igual?

Ámber estaba inexpresiva, con la mirada perdida y parecía que estaba pensado en algo.

Y yo que pensaba que podía desmayarse o vomitar, o salir corriendo...

—¿Y desde hace cuánto sois mortífagos? —me preguntó, arreglándose una arruga en su vestido.

¿De verdad le daba completamente igual? ¿Y luego el psicópata era yo?

—Desde siempre hemos apoyado a Voldemort... Pero este año nos hemos "convertido" como tal...

En realidad, a mí no me importaba que la novia estuviera a punto de casarse con mi primo y formar parte de mi familia. Quiero decir, ella ya sabía lo que estaba haciendo, así que sí eso era lo que quería... A mí lo que me quitaba el sueño por las noches, lo que impedía que tuviera aunque fuera un buen día en todo un mes, era lo que venía después de la boda:

Una vez mi primo se comprometiera, solo quedaría yo por convertirme en seguidor del Señor Oscuro. O ese fue el trato que hice con mi padre hace casi dos años... Con sólo recordar vagamente ese día, la pelos se me rizan y la bilis se me subía por la garganta.

Thalia asentía con la cabeza, procesando toda la información y escuchando atentamente. Entonces, giró la cabeza para mirarme a la cara y preguntarme, tranquila:

—¿Tú también quieres ser uno?

No pude confrontar su mirada. No era capaz de decir las siguientes palabras y sentirme tan atendido y escuchado.

Si de por sí seguía sin procesar que Ámber no estuviera histérica ahora mismo, asimilar que por primera vez me preguntaban eso, y por desgracia, no era nadie de mi familia...

No sabía qué responder a ello porque la pregunta me pilló por sorpresa, pero en el fondo, estaba muy claro lo que yo quería; no estaba listo para una vida dedicada a buscar y matar a todos los sangre sucia y mestizos, servir a un villano como lo era Voldemort, y saber que me había convertido en todo lo que odiaba.

No, no quería ser un mortífago, pero no era algo que pudiera elegir. Era eso, o la vida de mi madre, y mi madre era muy importante para mí. ¿Más que mi libertad?... No sería libre sabiendo que por mi egoísmo, yo había sido el responsable de la muerte de la única familiar real que tuve en algún punto de mi vida.

Pero eso no lo podía saber Ámber. Prefería que me viera como un psicópata desalmado, que como un desgraciado vulnerable

—Sí, sí quiero —mentí, prefiriendo perder mi honor a explicarle a Ámber todo al respecto sobre mi promesa, mi madre...—. Eso me dará protección y seguridad.

Ella volvió a asentir con la cabeza, sin responder. ¿Estaba jugando conmigo? ¿Era una especie de psicología inversa para que le dijera la verdad?

Pasaron cinco segundos de puro silencio, y viendo que Ámber seguía metida en sus asuntos, observando las paredes del hotel, mirando sus uñas, no aguanté más con la intriga.

Smoke Curtains {Theodore Nott}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora