Había comprado un hermoso reloj para él, porque a él le encantaban. Se lo regalaría mañana, pues era catorce de febrero. Él día llegó, me dirigí a su casa y toqué, él abrió, su actitud era extraña, un poco diferente. Me dejó pasar. Se sentó y prendió un cigarrillo, lo tomo entre sus dedos y lo llevo hasta su boca con suavidad.
- Te compré esto – pronuncié mostrándole el reloj, uno plateado y enorme, que se ajustaba perfectamente a su muñeca
- Bien
- ¿No lo mirarás? – lo tomo con sus manos y lo examino cuidadosamente
- Es realmente hermoso, ¿Dónde lo conseguiste?
- En una tienda de relojes de colección, gasté todos mis ahorros – afirmé
- ¿Por qué me lo das?
- Necesito decirte algo – me miró fijamente – Max, yo... Max – mi voz titubeaba – Hoy es catorce de febrero, Max – Max, Max, Max, su nombre resonaba por toda mi cabeza, había construido un montón de telarañas, no me dejaba ver – Max, yo... Max... estoy enamorado
- ¿De quién?
- De ti – mis ojos brillaron esperando una respuesta de aceptación, él comenzó a reír
- Eres un imbécil
- Lo digo de verdad – rodo los ojos
- Sabes que no será
- Max, dejaré a todos, lo haré por ti, por favor. Te amo
- No es mi culpa que te hayas enamorado
- Por favor, no mientas, sé que sientes algo por mí – cuando dije esto rodó los ojos otra vez
- Detente
- Max...
- Max, Max, Max, estoy harto de tus lloriqueos – alzó el tono
- Por favor, yo te amo – mis ojos se llenaron de lágrimas
- Muy tarde
- ¿Qué? – sentí un sobre salto en el corazón
- No confío en ti, Eithan. ¿Crees que confío en ti? No puedo, y jamás lo haré. Eres un traicionero, un mentiroso, volverás a hacerlo, una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez. Porque no puedes parar, porque no sabes amar, no sabes. No te juzgo, yo tampoco sé, pero dejemos esto para los niños. No funcionará, nunca lo hará, lo sabes, lo sé. No dejaré que me lastimes, cada vez que siento que hay algo surgiendo entre ambos tienes que arruinarlo, y ya no me importa. No, ayer, vi esos mensajes, cielos, sentí una punzada en el corazón. Punzada tras punzada. Si dejo que entres, la próxima vez no será sólo una punzada. Y no puedo permitirlo. Acéptalo o no, no me importa. Eres un traidor y un mentiroso. Acéptalo. Y ya déjame solo por favor.
Me sentí tan mareado, una nausea recorrió mi estómago, tenía ganas de llorar fuertemente; lo miré, parecía tan despreocupado, había lanzado esa bomba y no le importaba herirme, comencé a gimotear.
- ¡Deja de llorar! Ya vete, dios, ya vete – me jalo de la chamarra hasta la puerta y me saco con un empujón, caí de espaldas en el pasto
Ya no pude llorar. Mis lágrimas se convirtieron en odio y sentí que una gran ira me consumía.
- ¡Te odio, te odio! – comencé a gritar
- Déjame solo
- ¡Quisiera golpearte! – cuando dije esto su expresión cambió completamente, salió de la Van y se acercó a mí con agresividad, puso la mejilla de frente
- Hazlo
- ¿Qué? – cuestioné anonadado
- Pégame
- No... yo – de pronto Max estallo, de un momento a otro, tomó mis manos con fuerza y las dirigió a su cara, golpeándose con ellas
- ¡Pégame marica!
- ¡Basta!
- ¡Pégame, pégame!
- ¡Suéltame!
- ¡PEGAME! – grito con más fuerza, y el enojo que yo tenía guardado se acumuló, le di un puñetazo en la cara con fuerza, intentando liberar toda la angustia que se acumulaba dentro de mí, giro a mirarme, un poco de sangre salía por su nariz y sonrió
- ¿Es todo lo que tienes?
- ¡Ya basta! – me arroje contra él y lo tire al suelo, comencé a golpearlo con intensidad y él ni siquiera puso las manos para defenderse, mis puños se llenaron de sangre y él comenzó a reír como desquiciado
- ¡Ahhh! – grité con enojo y comencé a llorar sobre de él
- ¡Deja de llorar, deja de llorar! – comenzó a sacudirme
- Mira lo que me has hecho – dije entre sollozos, el me giro y me puso contra el suelo, luego comenzó a besarme con fuerza, su sangré resbaló hasta mis labios y me sentí encendido, comencé a besarlo con más fuerza, intentando devorarlo de odio.
Cuando terminamos me sentí tan asqueado de mí mismo.
- Te odio – musité
- Lo sé – se levantó y se dirigió a la Van, cerrando la puerta tras de sí, abandonándome en el patio. Ya no volvió a salir.
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Cigarrillos usados
FanfictionMe sujetó entre sus dedos como un cigarrillo. Historia adicional sobre el romance que tuvo Eithan con Maximilian en Va con B vurro.