— Ya... ya veo.
El alivio floreció en el rostro de Maxi y no intentó ocultarlo.
Riftan le acarició la mejilla.
— ¿Te desagrada la idea de que me vaya?
Maxi lo miró nerviosamente. Le preocupaba poder molestarlo si le decía la verdad. Ella eligió sus palabras cuidadosamente.
— Me siento... más tranquilo cu-cuando estás aquí, Riftan. T-También... lo hace la gente de Anatol...
— Supongo que sí.
Una mirada de decepción brilló brevemente en sus ojos, pero la expresión frágil rápidamente desapareció detrás de su habitual impasibilidad antes de que Maxi pudiera decir algo.
Riftan arrojó la toalla que llevaba alrededor del cuello al lavabo.
— No tengo ninguna intención de dejar Anatol. Como lo he dejado desatendido durante tanto tiempo, planeo hacer todo lo posible para cumplir con mis deberes para con esta tierra de ahora en adelante.
— ¿I-Incluso si... el rey Reuben te convoca?
— Sería un inconveniente que el hombre insistiera en que me uniera - Se encogió de hombros con indiferencia -. Pero siempre puedo inventar excusas para salir de esto. A menos que el rey Rubén sea un tonto, debería saber lo que sucedería si me exige lealtad más allá de lo razonable.
Un sudor frío hormigueó en la espalda de Maxi ante su impertinencia. Aún así, ella se sintió aliviada. La determinación de Riftan de permanecer en Anatol parecía más firme de lo que esperaba.
— M-Me alegra oír eso.
— ¿Por qué te sientes más a gusto conmigo aquí?
Maxi asintió lentamente. Riftan parecía sumido en sus pensamientos mientras sus ojos la perforaban antes de inclinarse hacia ella. Los párpados de Maxi temblaron. Sus labios aún húmedos rozaron los de ella y sus dedos ásperos acariciaron suavemente su oreja.
— Ten la seguridad de que te protegeré no importa qué.
Un rincón profundo de su corazón le dolía. Maxi levantó la vista hacia él.
— ¿N-No importa qué,?
— No importa qué- repitió, tomando su rostro entre sus manos -. No dejaré que ningún peligro se acerque a ti.
Maxi giró la cabeza para ocultar las lágrimas que brotaban de sus ojos y frotó su mejilla contra la palma de su mano. Cuando era joven, una vez había soñado con un caballero que la protegería. Rápidamente abandonó ese sueño cuando se dio cuenta de que no poseía cualidades atractivas que pudieran conquistar el corazón de alguien. Sin embargo, cada vez que estaba con Riftan, su fantasía infantil parecía despertar.
En su imaginación, ella era una mujer noble por la que los caballeros arriesgarían sus vidas para protegerla, y él era un caballero que ciegamente la adoraba a ella y sólo a ella.
Sintiendo su garganta arder, Maxi le rodeó el cuello con los brazos. Riftan tomó aire profundamente. La levantó del suelo y comenzó a colmarla de besos apasionados.
Su lengua húmeda lamió suavemente el interior de su boca y su mano callosa recorrió con cautela la cresta de su columna. Maxi respondió acariciando su cabello, tan espeso como plumas de cuervo. Sus manos se dirigieron hacia su antebrazo venoso de acero y su barbilla sin afeitar. Ella sintió que los músculos de sus mejillas se endurecían y vio sus ojos negros oscurecerse por el deseo.
— Uno pensaría que ya estaría acostumbrado... - murmuró con voz espesa.
Maxi apenas logró abrir los párpados y le dirigió una mirada perpleja.
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Debajo del Roble ~ Libro 03
FanfictionTercera parte de la historia del matrimonio disfuncional de Maxi y Riftan, en la que comunicarse no se les da. Ahora llego la ex casi prometida y casi roba maridos, la princesa Agnes. Tengo una opinión sobre ella, pero me gustaría mas conocerla a...