Capítulo 70: Adoptar

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Elena estaba en su segundo turno de la semana cuando una emergencia pediátrica llegó al hospital. Una pequeña bebé, apenas de tres meses, había sido ingresada con urgencia. La bebé, llamada Isabella, tenía grandes ojos oscuros y una expresión inocente que contrastaba con la gravedad de su situación. Había sido abandonada en el hospital unos días antes, y los médicos habían descubierto que sufría de una enfermedad cardíaca congénita, una comunicación interventricular (CIV), que requería una cirugía inmediata.

Elena, siendo una de las mejores médicas del hospital, fue llamada para formar parte del equipo quirúrgico. La sala de operaciones era un lugar de tensión, donde cada segundo contaba. Mientras se preparaban para la cirugía, Elena se sintió abrumada por la responsabilidad que recaía sobre sus hombros. A pesar de su experiencia, el sufrimiento de una bebé tan pequeña siempre tocaba una fibra sensible en su corazón.

La cirugía fue larga y complicada. Elena y su equipo trabajaron en un ritmo frenético, cada uno enfocado en su tarea, mientras el tiempo parecía alargarse y acortarse a la vez. La sala estaba llena de monitores que pitaban y parpadeaban, reflejando el estado crítico de Isabella. Cada uno de esos sonidos era un recordatorio del desafío que enfrentaban. Tras varias horas de esfuerzo y dedicación, finalmente lograron estabilizar a la pequeña. La sensación de alivio fue palpable, pero el verdadero trabajo apenas comenzaba.

Mientras observaba a Isabella en la sala de recuperación, Elena sintió una conexión profunda con la niña. Había algo en los ojos de Isabella que la conmovió profundamente; una mezcla de fragilidad y fuerza que resonaba con su propia historia. Elena sabía que la recuperación de Isabella sería un proceso largo y complicado, pero estaba decidida a hacer todo lo posible para que la bebé tuviera la oportunidad de una vida mejor.

Los días siguientes, Elena se aseguró de visitar a Isabella cada vez que tenía un momento libre. La bebé, a pesar de su condición, parecía tener una fuerza y una resiliencia impresionantes. Cada vez que Elena la sostenía, sentía una creciente necesidad de protegerla y cuidarla.

Los días siguientes transcurrieron entre turnos agotadores y visitas constantes a la pequeña. Cada vez que Elena la sostenía, sentía una creciente necesidad de protegerla y cuidarla. La enfermera a cargo de Isabella, se convirtió en una gran aliada. Juntas se aseguraban de que la bebé recibiera la atención que necesitaba, pero también compartían momentos de ternura que hacían más llevadera la situación. Elena se encontraba conversando con Isabella, como si la bebé pudiera entenderla. Le contaba sobre sus sueños, sus esperanzas y, sobre todo, su deseo de que algún día tuviera una familia.

Una tarde, después de terminar su turno, Elena se dirigió a casa con el corazón pesado. Alexia la esperaba en la puerta, sonriendo con calidez, pero Elena podía sentir que la sombra de su preocupación nublaba su ánimo.

"Hola, amor. ¿Cómo estuvo tu día?" preguntó Alexia mientras le daba un abrazo que parecía durar una eternidad.

Elena suspiró, sintiendo el peso de la preocupación en su pecho. "Ha sido un día largo, Alexia. Quiero contarte algo que ha estado en mi mente."

Se sentaron en el sofá, y Elena comenzó a relatarle a Alexia todo sobre Isabella, su ingreso al hospital, la cirugía y la difícil situación en la que se encontraba. Alexia escuchaba atentamente, notando la emoción y la preocupación en la voz de su esposa. Sus ojos reflejaban una mezcla de sorpresa y empatía mientras Elena hablaba de la niña, de su lucha y de la vulnerabilidad que sentía por ella.

"Alexia, esta bebé necesita a alguien que la cuide y la ame. Nadie ha mostrado interés en adoptarla por su enfermedad, pero no puedo dejar de pensar en ella. Cada vez que la veo, siento que debemos hacer algo." dijo Elena, sus ojos llenos de lágrimas.

Ecos de Amor  - Alexia Putellas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora